El mercado dominical de Cangas de Onís se reduce y pierde puestos de venta

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photo_camera En la plazoleta del Barrio de La Concepción hace varios domingos que no se instala ningún puesto de venta. Esta foto es de hoy, domingo 7 de abril.

El mercado dominical de Cangas de Onís ha ido experimentando en los últimos tiempos la disminución paulatina del número de puestos de venta, que en las últimas semanas se ha hecho muy evidente, y que preocupa a los vecinos y hosteleros de esta zona de la capital canguesa.

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La Plazoleta del Barrio de La Concepción, que los domingos albergaba varios puestos, lleva varios fines de semana sin que se ubique allí nadie.

Tras la reorganización llevada a cabo por el Ayuntamiento, en el verano de 2020, para ubicar los puestos de alimentación en la calle peatonal del Mercado, delante del Palaciu Pintu, y que los puestos de venta de ropa y calzado ocuparan la tradicional Plaza, ya hubo alguna que otra protesta de los vendedores de productos agroalimentarios, que venden en la zona de los arcos, bajo las oficina de la Delegación de la Agencia Tributaria, «las ventas se han resentido porque muchos compran abajo y ya no suben aquí», apuntaba entonces el parragués Felipe Llerandi, que no falta ni un domingo al año con su puesto en Cangas de Onís.

Desde hace unas semanas el Barrio de la Concepción, conocido como “La Plazoleta”, donde habían quedado relegados varios puestos de venta tras aquella reorganización acometida por el Ayuntamiento, se queda desierto domingo tras domingo, igual que se quedó desierta la calle que sube desde la Avenida Covadonga a La Plaza donde hace años también había puestos de venta.

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Tampoco en las calles que llevan a La Plaza se instala ningún puesto de venta desde hace semanas.

«Esta zona del mercáu [en referencia al Barrio de La Concepción] ha ido yendo a menos cada domingo sin que nadie hiciese nada, o tomasen alguna decisión para tratar de paliarlo. Y no podemos echar la culpa al mal tiempo o a que no sea temporada “alta”», se queja Fernando Aranguez, hostelero de La Plaza. El último puesto en abandonar aquella zona era una rara avis, el que sigue vendiendo cedés de música, y que animaba y a la vez servía de reclamo, para esta zona menos vistosa del mercáu.