La calima

La calima es un fenómeno meteorológico que afecta a muchas partes del mundo y que se caracteriza por la presencia de partículas sólidas muy pequeñas en suspensión dentro de la atmósfera, es precisamente lo que da al aire un aspecto opaco. Este fenómeno es conocido por su contribución a la coloración amarillenta o anaranjada del crepúsculo y puede resultar perjudicial para la salud humana.

Las partículas que componen la calima pueden ser de polvo y arena, ceniza, arcilla, entre otros elementos. Estas partículas son lo suficientemente pequeñas para estar en suspensión en el aire, pero son numerosas y pueden inhalarse.

En función del origen de las partículas, existen dos tipos de calima: la calima tipo “A”, también conocida como “natural”, se forma a partir del transporte de arena, sales del agua u otros elementos presentes en el ambiente. Por otro lado, la calima tipo “B” es causada por eventos especiales, como la contaminación y los incendios forestales, y es considerada especialmente peligrosa para la salud.

En el caso de España, un ejemplo de calima tipo “A” es el que se produce con frecuencia en las Islas Canarias cuando los vientos de componente Este, arrastran polvo del desierto del Sáhara hasta el archipiélago, reduciendo considerablemente la visibilidad. Por otro lado, un ejemplo de calima tipo “B” es el que se produce en grandes ciudades como Madrid en invierno y bajo condiciones de gran estabilidad atmosférica, donde la ausencia de viento y precipitaciones, junto a la inversión térmica, propician un estancamiento de los contaminantes sobre las ciudades, reduciendo la visibilidad y la calidad del aire.

Además, la calima también puede tener efectos negativos en la economía y en la industria, especialmente en la aviación. La reducción de la visibilidad puede causar retrasos y cancelaciones de vuelos, así como aumentar los costos operativos para las aerolíneas. En la agricultura, la calima puede dañar los cultivos y reducir su producción, especialmente cuando las partículas en suspensión son abrasivas y pueden desgastar los cultivos y los árboles.

¿Qué medidas pueden tomarse para combatir la calima?

Aunque es un fenómeno natural, existen algunas medidas que se pueden tomar para combatir la calima y mitigar sus efectos.

Reducir la contaminación: limitar la emisión de contaminantes en la atmósfera, especialmente en las grandes ciudades, puede ayudar a reducir la formación de calima tipo “B”.

Fomentar la reforestación: las áreas boscosas ayudan a filtrar las partículas en suspensión y a reducir la formación de calima tipo “B”.

Promover la adopción de tecnologías limpias: fomentar el uso de energías renovables y la adopción de tecnologías más eficientes puede ayudar a reducir la emisión de contaminantes y la formación de calima tipo “B”.

Mejorar los sistemas de monitoreo y predicción: los avances en tecnología pueden permitir una mejor medición y predicción de la calima, lo que puede ayudar a tomar medidas más eficaces para combatirla.

La inhalación prolongada de estas sustancias resulta perjudicial para la salud.

 

En conclusión, la calima es un fenómeno meteorológico que puede tener efectos negativos en la salud, la economía y el medio ambiente. Sin embargo, con una combinación de medidas preventivas y tecnologías avanzadas, es posible mitigar sus efectos y reducir su impacto.