SAN ANTONIU

«Nací siendo cura y tengo 73 años vividos a tope»

Amante de la escalada y de la bicicleta, caminante empedernido, ahora ha tenido que ir aparcando alguna de estas aficiones

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Pregón de las fiestas de San Antoniu

 

«Estoy a las puertas de la ancianidad, pero no pienso abrirlas», así de rotundo se muestra Juan Ramón Cofiño Prieto, Juanra, que el próximo sábado será el encargado de pregonar las fiestas de San Antoniu en Cangas de Onís.

Juanra es una enciclopedia andante sobre la historia de Cangas de Onís, pero también sobre el Cangues de a pie, el que le tocó vivir desde pequeñu, «cuando no había televisión, sólo se escuchaba la radio, y la gente se reunía a la puerta de las casas a charlar. Y yo con cinco años ya estaba atento a todo lo que se decía y lo fui archivando aquí [señala su afeitada cabeza]», asegura el pregonero.

Juanra nació en Cangues d’Arriba y tuvo siete hermanos, aunque cinco fallecieron enfermos en los años de aquella dura infancia de la posguerra,  «recuerdo a mi madre decirnos, no puedo llorar porque tengo que criaros a vosotros. Y sólo lloraba una vez al año, cuando veníamos caminando a Covadonga, ella descalza.  Subía de rodillas las escaleras de la cueva, y allí, arrodillada a los pies de la Santina, lloraba una vez al año».

La religión y la iglesia han sido una constante en la vida de este cangués, «hice la primera comunión a los seis años para ser monaguillo, ya me sabía todo el cartón en Latín. Yo nací cura, o mejor dicho sacerdote, y siempre he sido una persona al servicio de los demás. Estuve en Palencia en un colegio de San Agustín, porque tenía vocación de cura, pero en aquellos años o eras pudiente o no podías llegar lejos, y yo era de una familia humilde, así que volví a Cangas y trabajé siete años en la imprenta y, es curioso, porque tengo más recuerdos de aquella etapa en la Imprenta donde encuadernábamos, archivaba fotografías, imprimiamos..., que de los más de 30 años que trabajé en el Banco Herrero». 

Amante de la escalada y de la bicicleta, caminante empedernido, ahora ha tenido que ir aparcando alguna de estas aficiones, «la edad y los achaques me han hecho dejar la montaña y la bici, sigo caminado, escucho música clásica, que me encanta, leo y toco el piano. Me dedico a llevar una vida en silencio y sin hacer ruido», aunque sigue yendo al Hogar Beceña “El Asilo”, donde siempre echó y echa una mano.

Juanra echa la vista atrás para responder, «¿que si me siento frustrado por no haber llegado a que me ordenasen sacerdote? No. Me habría gustado, de hecho no me casé, y no fue por falta de novies, que yo de joven tenía su “aquel” [se ríe]. Estudie por libre el Bachillerato en Teología y entendí que Dios no quiso que yo fuese cura, pero sí que desarrollase la labor de otra manera».

Esa vocación por ayudar a los demás tuvo el reconocimiento de los cangueses cuando enfermó de cáncer, «estuve en el Hospital y en Cangas se volcaron conmigo, tanto que casi no me enteré de la enfermedad», que afortunadamente superó.

El sábado hablará de cangueses, de los que habrá aún quien se acuerde, pero que han caído en el olvido para la mayoría; recordará sucedidos y sucesos de una ciudad que ha cambiado mucho en las últimas décadas y brindará un estupendo pregón a San Antoniu, un santu por el que siente devoción aunque tenga cierta preferencia más «por su jefe, San Francisco, que consideraba a San Antonio su obispo, porque éste era una persona inteligentísima», confiesa Cofiño