CANGAS DE ONíS

"Hijos de mentiras" es el título de su última novela

"El que quiera vivir constreñido, allá él. La realidad es que seriamos más felices con menos mentiras, menos apariencias, menos complejos, menos dogmas inamovibles, menos miedos..."

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“Hijos de Mentiras”,un libro de L. Ramón G. del Pomar

 

Luis Ramón García del Pomar es, sin duda, un hombre polifacético. Poeta, ensayista, escritor, autor teatral, pintor, músico, hipnoterapeuta, rapsoda, diseñador…su intelecto y capacidad abarca variados y diversos ámbitos. Todos practicados y ejecutados desde la provocación, inherente a su personalidad. Un hombre curtido y viajero que se regala amigos y momentos y disfruta de la sinceridad como el oso de la miel.

Hemos quedado para charlar de su último libro, “Hijos de mentiras”, una novela que presentó la pasada semana en el parador de Cangas de Onís. Flanqueado por Cristina Alonso, su “hada madrina”, aparece en la cita con sombrero de ala ancha, enorme sonrisa y un tratado sobre el aura y los chakras, un tema que –dice- quiere tocar durante la presentación de su libro. También piensa tocar la guitarra. Y tal vez le dé tiempo a tratar algo sobre hipnosis. Tras pedir un café y observar todo lo que nos rodea con curiosidad de gato, se hace con mi cuaderno de notas y examina las letras garabateadas en el papel en blanco que escribí esa misma mañana. Son datos sobre su biografía, sus otros libros publicados, sobre el Poetry Slam Cantabria (un evento poético del que es promotor), o sobre su etapa como director artístico de Rock-Ola Madrid, el templo por excelencia de la movida madrileña de los años 80. Observa mis letras desordenadas y hace un diagnóstico de mi personalidad y miedos casi clavado. Resulta que también es grafólogo.

-De todos sus oficios, ¿con cuál se queda?

-Con todos. (Risas). Es cierto que hago muchas cosas, pero las hago allí donde siento que hago falta. Tener tantas profesiones me permite tratar con muchas personas, conocer muchos puntos de vista y muchas formas de vida. Además, ser tan polifacético me da libertad. Soy un cambia pieles.

-¿Por qué ha escogido este parador para presentar su novela?

-Hemos estado haciendo un pequeño tour por Asturias. Me apetecía estar aquí, en Cangas de Onís, porque este verano, en Septiembre, vine para participar en las recreaciones históricas de la fiesta “Pelayo, rey”. Vine con mi grupo de teatro e hice de monje. Aunque ya conocía esta zona, particularmente el Sella, porque soy de Cantabria y mi padre era un gran aficionado a la pesca del salmón. La verdad es que siempre he tenido un vínculo especial con Asturias. Como un hilo que me une a esta tierra que cada vez se hace más fuerte y resistente gracias a los buenos amigos, hermanos ya, que siempre me reciben cuando vengo.

-Su novela se titula “Hijos de mentiras”. En ella se adentra y mezcla temas tan variados como la emigración, el fascismo, la enfermedad, las dependencias, los celos, las dudas, el amor, la lealtad…

-Mi novela busca desenmascarar las muchas mentiras que nos rodean. Tantas y tantas mentiras disfrazadas de moralismos, complejos, miedos…esta novela quiere llamar a las cosas por su nombre y trata de arrancar velos a través de la historia de Bernardo, un personaje con el que trabajo las enormes dependencias matriarcales de nuestra sociedad. Muchas de ellas son las que nos llevan a la situación actual de violencia y desigualdades. O a frustraciones…El viaje de Bernardo comprende muchas etapas, muchas mentiras, y enfrentarse a lo que hay detrás de ellas, a la verdad de aquello que somos, requiere valentía. Hay muchos mundos en nuestro mundo. Realidades ajenas que existen a nuestro lado, como puertas abiertas, a las que no queremos mirar porque somos súbditos de la sociedad del bienestar. El descubrimiento de la verdad puede llevarnos al declive. Pero, si se da combinado con la inteligencia, también nos lleva a vivir plenamente ya abandonar el personaje que rutina y sociedad nos han obligado a interpretar.

-¿La moraleja, entonces, es que hay que quitarse la máscara y vivir preocupándonos menos por lo “políticamente correcto”?

-La moraleja es que sólo vamos a vivir una vez. Y el que quiera vivir constreñido, allá él. La realidad es que seriamos más felices con menos mentiras, menos apariencias, menos complejos, menos dogmas inamovibles, menos miedos…