Naiara Suárez es la primera yerbata en enfundarse la máscara de sidru

Naiara Suárez es la primera yerbata en enfundarse la máscara de sidru y la segunda mujer tras la valdesotina Cristina García

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photo_camera Naiara Suárez y Cristina García, en Lisboa, donde participaron como sidros en el Festival de la Máscara Ibérica.

Sidros sin estereotipos

Una charla organizada desde el grupo de participación juvenil de Bimenes sobre los Sidros y Comedies sembró la semilla. Pablo Canal, representante de la Asociación El Cencerru, de Valdesoto, habló de la máscara, de sus componentes y de su tradición y propuso a los presentes formar un grupo en el municipio.

Fue una experiencia genial, me lo pasé muy bien y tengo muchas ganas de repetir

La idea no salió adelante por falta de participantes, pero a Naiara Suárez, una joven yerbata de 13 años, ya le habían germinado las ganas. «Quiso desde el principio, pero para ser sidru, lo veía algo de lo más normal», asegura su madre, Laura Sánchez.

Y la casualidad quiso que hace unos días se presentara la oportunidad. El Cencerru se vio sin gente para participar en el Festival Internacional de la Máscara Ibérica que se celebra en Lisboa y Pablo llamó a Laura para que preguntara a su cuñado, Iván Rivera, si podía ir. Sabía del interés del joven y también se apuntó la pareja de Laura, Christian Marcos. «En cuanto se enteró, Naiara dijo que ella iba, pero al principio Pablo no estaba muy por la labor porque Lisboa es un sitio difícil para empezar, la máscara pesa y suele hacer mucho calor; pero hablamos con Cristina y al final lo convencimos», relata.

«Fue una experiencia genial, me lo pasé muy bien y tengo muchas ganas de repetir», asegura la joven. Naiara es ya oficialmente la primera yerbata y la segunda mujer sidru. La primera fue Cristina García Taboada, que se estrenó con 20 años en un desfile. Lo suyo, cuenta, fue por insistencia. «Mi padre era sidru y yo también quería brincar y hacer sonar los cencerros, pero la tradición es que sean hombres; estoy en la Comedia y di la “turra” unos cuantos años hasta que en 2019 me dijeron que sí», relata. Ahora, ambas están «muy orgullosas» de mantener la tradición y, a la vez, dejar atrás estereotipos.