Francisco Borbolla (64 años), que padece cáncer, tiene que desplazarse en silla de ruedas y gran parte del día se lo pasa conectado a una bombona de oxígeno, estuvo a punto de ser desahuciado el viernes de la que ha sido su casa de siempre, en Balmori (Llanes).
Todo se torció en 2015, cuando Francisco vio como los impagos le obligaron a liquidar a sus trabajadores y cerrar la empresa del sector de la construcción, que se dedicaba principalmente a poner baldosa.
El último pufo que le metieron, y el que se lo llevó por delante, fue de 200.000 euros, por un trabajo subcontratado en Las Malvinas (Llanes). Esa cifra «y otro tanto que tuve que pagar a los trabajadores» fue el principio de una pesadilla, ya que en 2021 su casa, hipotecada, salió a subasta por no poder hacer frente a los pagos y fue adquirida por una sociedad inmobiliaria.
El viernes, a las 11:30h estaba previsto el desahucio de la familia Borbolla Cué y allí se plantaron varios vecinos, miembros de la Plataforma Afectados por la Hipoteca de Oviedo Stop-Desahucios y la concejala de Servicios Sociales de Llanes, Priscila Alonso, quien ofreció la Ayuda del Ayuntamiento que sea necesaria.
El mismo viernes, el juzgado acordaba aplazar el desahucio un mes, tras presentar el abogado de los afectados un recurso en el que se pone de manifiesto la situación de “vulnerabilidad”, que vive la familia. «Nunca nos hemos negado a pagar, pero a pagar una cantidad que podamos, porque era comer o pagar la hipoteca», apuntan los Borbolla Cue.
También desde la sociedad propietaria de la vivienda se mostraron el viernes su disposición a negociar con la familia.
