Entrevistamos a Iñaki Olabarría, autor del libro Mil hombres

«Bueres encajaba perfectamente con lo que yo buscaba para mi libro»

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photo_camera Iñaki Olabarria.

Cámara y libreta en mano, entro en el Ramsés en busca de la próxima "víctima" de EL FIELATO y EL NORA , pero por más que recorro con la mirada el establecimiento, no veo al susodicho. “Esther, aquí”, me saluda un hombre, de 68 años, desde una mesa en el rincón más escondido del conocido bar de Infiesto. Probablemente me ha identificado por todo mi arsenal de guerra.

¿“Victima”? ¿“arsenal”? ¿“guerra”? ahora se entenderá por qué utilizo vocablos bélicos.

Tomando un café, me esperaba Iñaki Olabarria, un escritor y vecino de Piloña que, como diría Umbral, viene a hablar de su libro. Mil hombres, que así se titula la obra, es una historia que se desarrolla en la posguerra, centrada en el sufrimiento que un solo hombre provoca a un pueblo entero.

Terminada la Guerra Civil Española, un ex comisario de un distrito de Madrid se instala en el pequeño pueblo asturiano de Bueres (Caso). Un hombre que, durante el conflicto, se había dedicado a sacar confesiones del sus rivales a base de torturas. Asesino, maltratador, violador, ladrón y extorsionador, con derecho a hacer cuanto quiera y por el motivo o el interés que fuere.

‘Milhombres’ es su psudónimo, llamado así por los lugareños, porque aunque era un solo ser, el personaje se creía con el poder de mil. “(…) Cualquier pequeña ofensa, le hacía pasar a la acción, transformando lo que podía ser una discusión más o menos acalorada en una batalla campal (….) siempre se empeñaba en ganar a cualquier precio”, así se describe el carácter del personaje en las primeras páginas del libro.

En la trama se entremezclan las historias de otros personajes, como el maestro, el mesonero del pueblo o el cura, además de un sargento de la Guardia Civil que permite que las acciones de ‘milhombres’ queden impunes. A esto se le añade la llegada al pueblo de una mujer de tez negra, que madre soltera y emigrante, se tendrá que enfrentar a las dificultades impuestas por los prejuicios ajenos y por la maldad  de ‘milhombres’.

Hay quien es partidario de resucitar el pasado y otros de enterrarlo para siempre, yo creo que debería haber un punto intermedio donde todos pudiéramos hablar.

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Iñaki Olabarría es natural de Basauri (Vizcaya), a cinco kilómetros de Bilbao. Actualmente vive en la finca ‘El Bahugo’, situado entre Areñes (Piloña) y Coballes (Caso), un lugar que él mismo llama ‘el paraíso’ y que comparte con su esposa, de la que “nunca ha dejado de estar muy enamorado”, sus cuatro ponis y sus tres perros.

– ¿Qué le ha hecho venir de Bilbao a Asturias?

– Hace unos años, vine a Oviedo a la despedida de mi yerno. Conocía parte de la zona de la costa, pero nunca había visitado el interior de la región. Me enamoré de Asturias. Así que nos hicimos una casa aquí, para los fines de semana.

Trabajé durante 48 años en la multinacional Firestone, una fábrica de neumáticos, en Bilbao. Cuando me jubilé, mi mujer y yo decidimos mudarnos a Asturias, ya llevamos 11 años aquí.

– ¿Y por qué Piloña?

– Veníamos buscando un lugar para afincarnos. Aquí encontré un antiguo molino junto al río, entre Areñes y Coballes que era justo lo que buscaba: una casa pequeña, con terreno y junto al río. Tengo allí mi paraíso. Me encuentro muy a gusto aquí, además, tengo unos vecinos maravillosos, que cuando pasé por un cáncer, se desvivieron por mí y me cuidaron mucho. Estoy muy contento de viví aquí.

– Su libro, Mil hombres, está ambientado en Bueres ¿por qué ha escogido este núcleo?

– Una vez lo visité y vi que era un pueblo pequeño y aislado, exactamente lo que buscaba para mi historia. Me pareció que era un escenario que encajaba perfectamente con el ambiente que yo quería para mi libro.

– La historia se centra en el miedo colectivo de una población atemorizado por un hombre que parece tener todo el poder.

Un auténtico tirano. Se trata de un hombre, que con el beneplácito de algunas autoridades, se hace con el control del pueblo entero, a golpe de terror. Siempre con algunos personajes que colaboran con él para que mantenga en alza su influencia en Bueres, como el sargento de la Guardia Civil, el párroco o el maestro del pueblo. La historia se complica cuando llega una mujer de color, con una hija y soltera, algo que en la época era muy difícil de comprender.

La gente llega a tenerle tanto miedo, que ‘milhombres’ puede estar en un bar y tomar todo lo que quiera sin pagar.

– Me gustaría hablar de los personajes ¿destacaría alguno en especial?

– Ninguno en concreto, pero si tuviera que destacar uno, sería el mesonero, cuyo papel es el de una persona de buen corazón, que a pesar de haber sufrido mucho, no deja de ayudar a la gente.

Además de él, está la madre soltera emigrante, dos condiciones que en aquella época no eran muy comunes. También se encuentra el párroco, siempre controlado por ‘milhombres’, que representa la imagen de la Iglesia y el poder unidos, tanto que incluso come en casa del protagonista, junto con otros miembros del pueblo, como el maestro o el sargento de la Guardia Civil. En la historia, también sobresale en  la esposa, los hijos y la hija ‘milhombres’, igualmente maltratados por éste, como el resto de los personajes.

– La Guerra Civil es una época muy recurrente en novelas y películas ¿existe alguna razón concreta por la que haya optado por este episodio de la historia?

– No hay ninguna razón en especial, es más, en mi casa nunca se hablaba de política, así que no es algo que me haya influenciado desde pequeño. Simplemente, me resulta interesante porque creo que esa parte de la historia no se ha explicado bien, quedan muchas asignaturas pendientes al respecto, como el resentimiento y la división. Hay quien es partidario de resucitar el pasado y otros de enterrarlo para siempre, yo creo que debería haber un punto intermedio donde todos pudiéramos hablar.

Creo que ambos extremos son absurdos: todos esos que quieren desenterrar a sus bisabuelos sin haberles conocido de nada, me parece ridículo. Y los que quieren enterrar el pasado, porque tengan algo que ocultar, también me lo parece. Entiendo que unos tienen sus razones y otros las suyas, pero definitivamente ninguno tiene la razón completa. Es una pena que cada bando utilice la historia para sus propios intereses.

– El libro se desarrolla en un contexto muy rural.

– Imagínate: de repente estás tomando un café con los amigos y entre ellos comienzan a hablar de alguien del pueblo porque ha hecho tal cosa o le ha paso esto otro. Entonces, se te enciende la bombilla y se te ocurre crear un personaje inspirado en ese tercero. Reconozco que el mundo rural da mucho de sí para estas cosas, de hecho, tengo un libro ubicado en Coballes, y otro ambientado en diferentes pueblos gallegos. Aunque no todas mis historias están contextualizadas en lo rural, muchas se sitúan en grandes ciudades, como Londres.

– ¿Le gusta escribir?

– Muchísimo. Cuando mi hija era pequeña, le contaba los cuentos tradicionales que todos conocemos, pero una acabamos con todos, comencé a contarle cuentos inventados por mí, se me ocurrían tantos que empecé a escribirlos.

En general, todo los trabajos manuales me encantan, como la pintura, la escultura o la talla de madera, que lo practico en los talleres de El Prial. Escribir es una de mis aficiones y entre cuentos, novelas y cartas de amor, tengo mucho creado, pero nunca me ha gustado publicar. Finalmente, mi mujer me animó y pensé “en fin, ya he plantado árboles y tengo una hija, así que solo me queda el libro”.

– Si tiene tanto ya escrito ¿por qué solo ha salido a la luz Mil hombres?

– Hace tiempo que la editorial Punto Rojo estaba detrás de mí, así que les envié algunos de mis cuentos. Ellos me decían “parece mentira, que no te animes a publicar”, pero entonces, fue cuando caí enfermo de cáncer y lo de publicar se quedó aparcado, porque en ese momento la escritura no era lo prioritario. Desde la editorial me llamaban constantemente para preguntarme cómo me encontraba.

Cuando ya estuve bien, les volví a llamar y les comenté que tenía un libro que les podía interesar, así que envié unas partes del libro, les gustó mucho y finalmente lo publicaron.

– Respecto a esos cuentos y ahora que ya se ha recuperado ¿se anima a publicarlos finalmente?

– (Algo duditativo) Están escritos, pero editarlos… es que son narraciones un tanto especiales. Se trata de cuentos que no están pensados para que niños muy pequeños los lean, sino para que los padres se los cuenten. Niños más mayores sí podrían leerlos, pero están creados, principalmente para ser contados.

– ¿Tiene pensado publicar otra obra en un futuro?

– Sí, un libro llamado París, pero en esta ocasión el carácter de la obra cambia, ya que se trata de un libro de temática romántica. A los lectores de este género, les va a gustar mucho.

El autor no menciona nada más acerca de esta historia. Sin más información que el género literario y el título de la futura obra, no queda más que esperar a que su nuevo libro se publique. Hasta entonces, los interesados pueden encontrar el libro Mil hombres en la Casa del Libro y en la librería de El Corte Inglés.