Los secretos de la escultura del pastor de Los Picos, al descubierto

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photo_camera Carmen Castillo en Cerecea-Piloña

Carmen Castillo explica cómo dio forma al monumento de Onís

Carmen Castillo es la autora de la escultura “Al pastor de los Picos de Europa” (1998), una figura que recientemente ha visto modificada su ubicación tras la reforma acometida en los aledaños del Ayuntamiento de Onís.

El cambio de emplazamiento de la obra -estaba en la rotonda de la Plaza Mayor y pasa a uno de los laterales del consistorio– aún no ha sido supervisado por su diseñadora, quien confía en que el país supere pronto la crisis del coronavirus para poder viajar a Benia y contemplar allí uno de sus monumentos más emblemáticos. «Justo cuando me avisaron del traslado de la escultura empezó el confinamiento. Estoy deseando ir a verla y, de paso, felicitar personalmente a Rosita Morán por su nombramiento como hija predilecta de Onís», asegura Castillo.

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27 de agosto de 1998  El entonces presidente del Principado Sergio Marqués estuvo aquel día en la inauguración de la estatua, que hoy es emblema de Onís. A la derecha Marqués con José Antonio González, el alcalde que impulsó la idea de rendir homenaje a los pastores de los Picos de Europa, con una imagen icónica en la capital de Onís.

El encargo le llegó por parte del Ayuntamiento y realizarlo le supuso «un orgullo porque la figura del pastor era entonces muy necesaria y admirada». Según cuenta Castillo, la estatua se fabricó con bronce fundido en Torrejón de Ardoz y, para darle un toque más «realista» la acompañó de un perro. «Yo tiendo más al expresionismo y aunque no es figurativa total le añadí este animal que siempre acompaña al pastor para que la gente lo pudiera identificar mejor», explica. «Creo que fue un acierto porque veintidós años después los vecinos de Onís cuando me ven dicen: mira, ahí va la del perrín».

La escultora revela que tiene sobre la mesa un proyecto municipal para restaurar la Avellanera, que puede verse en los jardines de la Obra Pía de Infiesto.

La del pastor no es la única obra pública que Castillo expone en el oriente. En Piloña, concejo en el que la artista zaragozana tiene fijada su residencia, descansa desde 1990 la escultura «La Avellanera Asturiana», también hecha en bronce. La escultora revela que tiene sobre la mesa un proyecto municipal para restaurar la Avellanera, que puede verse en los jardines de la Obra Pía de Infiesto. «La idea era cambiarle la base, darle un nuevo soporte para que la gente se pudiera sentar junto a ella y quizá moverla unos metros ya que ahora está algo escondida entre dos avellanos que plantaron», explica.  Una propuesta que, como muchos otros encargos, permanece en suspenso por la crisis de la Covid-19. «Las obras públicas estaban aparcadas desde la crisis económica de 2008 y ahora que empezábamos a registrar de nuevo actividad de nuevo tenemos que hacer frente a otra crisis. La cultura  y los artistas atravesamos una situación verdaderamente lastimosa», asevera.

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Inauguración de la estatua en Benia en 1998, donde estuvo el jefe del Ejecutivo Regional, Sergio Marqués con miembros de su gabinete y la escultora, Carmen Castillo.

Pese a todo, Castillo intenta que no cunda el desánimo y aprovecha el confinamiento para dar rienda suelta a su imaginación en su domicilio de Cerecea. «Es un lugar ideal para la creación porque está apartado y no molestas a los vecinos. Además tengo huerto  así que me considero una privilegiada», subraya. Sin abandonar el bronce, la escultora ha comenzado a experimentar con materiales naturales como hojas o palos. «Me di cuenta tarde de que en realidad mi inspiración siempre fueron los árboles y por eso mis esculturas son siempre tan alargadas y verticales», reflexiona.

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Los moldes de escayola que Carmen Castillo utiliza para sus obras terminan por integrarse en la naturaleza.

Castillo dio el salto de la cerámica a la escultura en 1989 de forma autodidacta y desde entonces sus piezas están instaladas numerosos espacios públicos. Algunos ejemplos conocidos son Aula Medieval, primer premio en el concurso al monumento a la primera universidad española (Palencia, 1997), Danza (Hospital de Oss, Holanda, 1999) o Dos Músicos (Pola de Siero, 2001). Museos como el de Arte Contemporáneo de Salamanca, el V Centenario de Huelva o el de Escultura al Aire Libre de Cáceres, entre otros, también custodian obras suyas.