Los mozos de Ponga pidieron el aguinaldo a caballo

Veintiun mozos solteros a caballo y otros 22 críos en burros pidieron el aguinaldo en San Juan de Beleño el 1 de enero


El Guirria se coló hasta en alguna cama en busca del beso de toes les moces de San Juan

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Vecinos y foráneos coinciden en que el Guirria de este año –personaje que encarna cada año uno de los mozos solteros de San Juan de Beleño– fue de los mejores Guirrias que se recuerdan.

El 1 de enero, a las 12 del mediodía como manda la tradición, arrancó el Aguinaldo en San Juan de Beleño, la capital del concejo de Ponga. En total este año participaron 21 mozos solteros a lomos de sus caballos y otra veintena de rapaces –menores de 15 años– montados en burros, comitiva que precedía El Guirria, repartiendo besos entre toes les moces que se encontraba en el camino y lanzando puñaos de ceniza a los paisanos.

Hasta San Juan de Beleño se acercaron cientos de personas de la Comarca, de Asturias y de otros rincones de España, como Luis Rodríguez y Carmen Garro, de Guadalajara, que estaban asombrados «con los saltos y las incursiones por las ventanas de las casas» que protagonizó El Guirria. Una de esas incursiones fue en el alojamiento rural “Casa Quinta”, donde dormían plácidamente la siesta Chus y Marga, dos turistas fieles al concejo de Ponga. El Guirria se coló en la cama y no salió hasta que ella no le dio el consabido beso, «Chus ni se enteró», apuntaba ella (los dos había salido la víspera del aguinaldo por San Juan, de ahí el sueño profundo del varón).

Aguinalderos tras pedir en una de las casas de San Juan.

Los aguinalderos completaron el recorrido por Cainaba caída ya la noche. Cuando se pide ya en las últimas casas es fácil ver a los mozos con alguna moza a la grupa de sus caballos. Este año en el cánturu quedaron cinco moces sin emparejar ya que había más soleteras que solteros, cinco moces que no podrán cenar con su pareja, como manda la tradición pongueta.

Los vecinos agasajan a los aguinalderos con comida y bebida durante todo el recorrido.

El Guirria, a la grupa de uno de los aguinalderos.

El Guirria rodeado, como nunca, de guapes moces.

Los más jóvenes no pueden ir en caballo y piden el aguinaldo en burro.