Alba Cueva, campeona de karting
A sus ocho años, Alba Cueva García tiene claro lo que le gusta: la velocidad. Esta noreñense que luce un guepardo como logo en su equipación ya es una experta al volante y este verano se ha alzado con el Campeonato de Castilla y León de Karting en la categoría de “rookies”. «Yo siempre quiero quedar primera», asegura.
Aptitudes no le faltan. A los cuatro años, su padre, Rubén, le compró un kart y comenzó a practicar en el circuito sierense del Karting Pola. Alba enseguida le cogió el gusto, fue avanzando en el manejo del vehículo y ahora ya es una más en el Circuito Fernando Alonso de Llanera, donde entrena los fines de semana. Desde entonces ha ido progresando y este año decidió salir a por todas en la competición arropada por el equipo Langreo Motor Club. «La de Castilla y León es la más importante», reconoce.
Tenemos uno de los mejores circuitos del mundo y a nivel de carreras está muerto; estamos pendientes de saber si por fin se celebra el Campeonato de Asturias
Y tras ocho carreras muy regulares en los circuitos de Cabañas Raras, Villarcayo, El Silvar y Kotarr, logró subirse a lo más alto del podio. «Me gusta estar en él siempre, aunque no lo necesite», señala. Su padre ejerce como entrenador. «Es un poco exigente», admite Alba con una sonrisa, y cuenta que los consejos que más recibe es que «lo haga lo mejor que pueda y que piense».
Si la situación sanitaria lo permite, a finales de octubre disputará una carrera de campeones. Y como próxima meta se marca participar en el Campeonato de España. Pero lo que le gustaría de verdad es competir en casa. «Tenemos uno de los mejores circuitos del mundo y a nivel de carreras está muerto; estamos pendientes de saber si por fin se celebra el Campeonato de Asturias», lamenta Rubén.
Alba, en el kart, junto a su padre Rubén Cueva, que ejerce de entrenador.
Alba tiene por delante también preparar la próxima temporada, en la que debutará en una categoría superior, la “mini”, donde tendrá que enfrentarse a niños y niñas de hasta doce años. Ya ha probado el nuevo motor y llegado a los 97 kilómetros por hora. «Toca dar un paso más y tiene que aprender a perder y empezar con otros entrenamientos como andar en bici o nadar; este deporte no es solo acelerar o frenar», explica su padre.
En un mundo difícil, donde no hay una vuelta igual a otra y las carreras se disputan en milésimas de segundo, Alba tiene claros sus objetivos: llegar a la Fórmula 1. «Es uno de los vehículos más rápidos del mundo», asegura.
