Medallas con puntería en Noreña

samuel-cueva-tiro-plato-01
photo_camera Samuel Cueva en Noreña.

Samuel Cueva, tirador de Noreña

Platos, munición y escopeta. A sus dieciséis años, Samuel Cueva Suárez tiene muy claros cuáles quiere que sean sus compañeros de viaje en el deporte. Este joven de Noreña está despuntando en la disciplina de tiro al plato, una práctica minoritaria y no muy conocida para la que obtuvo licencia en octubre de 2018.

Y solo este año ya ha demostrado de forma sobrada su habilidad al gatillo, ya que suma tres campeonatos regionales y un cuarto por equipos. Así que prepara su salto al terreno nacional, donde el pasado año en Valladolid logró un tercer puesto. En esta ocasión, la cita será el próximo día 29 en Granada, donde se enfrentará a rivales desde los 14 a los 21 años. «Hablamos de que compiten los mejores, así que el nivel es muy alto, pero quiero llegar con ilusión», explica.

Lo que sí echa en falta es un lugar de entrenamiento más cercano. Con el campo de tiro de La Parte cerrado desde hace años, Samuel tiene que desplazarse a Nava

Samuel conoce el tiro al plato desde la cuna. Heredó la afición de su padre, Justino, que atesora tres oros en el Campeonato de España. «Iba a verlo cuando entrenaba y me fue gustando y le cogí afición», apunta el joven, que reconoce que es «una suerte» tener al entrenador en casa. «Me ayuda mucho, me da consejos y me corrige», agradece.

Lo que sí echa en falta es un lugar de entrenamiento más cercano. Con el campo de tiro de La Parte cerrado desde hace años, Samuel tiene que desplazarse a Nava. «Es una pena que no tenga actividad porque el campo de Siero serían unas instalaciones muy buenas», lamenta. Y niega que suponga riesgos o peligro: «Es un deporte muy seguro».

samuel-cueva-tiro-plato-02

Por otro lado, asegura que el tiro plato es «bastante caro», tanto por los desplazamientos como por el arma y la munición. «Cada persona necesita un

En cuanto a la preparación, detalla que «requiere la mayor concentración posible, es más bien mental porque hay que tener previsión». Y mucha puntería, puesto que el plato tiene un diámetro de once centímetros, pesa algo más de 100 gramos y se mueve a unos 100 kilómetros por hora. Para abatirlos, Samuel dispone de dos cartuchos por cada tiro. En caso de acertar en el blanco, suma un punto. «La clave está en saber en qué momento disparar y cómo», apunta.

Aunque en la actualidad lo toma como un entretenimiento, reconoce que le gustaría continuar para llegar a profesionalizarse en el futuro. Su referente, además de su padre, es el tirador olímpico Alberto Fernández.