Desconozco las más elementales normas que se establecen para encarrilar la popularidad de los políticos. Y ello además porque los nuevos medios de comunicación están modificando constantemente la política que hasta la fecha se tenía como referencia. De hecho, el proceso político del día a día en democracia está pidiendo desde todas las ópticas una comunicación constante con la ciudadanía. Ahora bien parece ser que debe existir un orden, según los gurús de este mundo mediático. Ay Pedro! Qué hiciste!
Desde la banda derecha se critica al secretario general del PSOE porque haya salido en dos programas de máxima audiencia, y no esté trabajando para mayor honra y unidad de la patria. Pero es que desde la banda izquierda de la izquierda, se critica que salga el secretario general en según qué programas y dependiendo de qué audiencia. Ni a unos les gusta esa aparición por ese atolladero lleno de impresiones del mundo mediático, ni a los otros les gusta por la baja calidad de los espectadores. Es decir se puede decir “casta” pero no “populismo”, porque las audiencias de cada momento son intelectuales según los programas. Pero ¿no habíamos quedado en que todos éramos iguales?
Desde hace tiempo tengo claro que los militantes son los que dan forma a los partidos y los electores cuerpo. Por eso el PSOE ha marcado las primarias como prueba de lo que quiere hacer. Así que un político en máxima audiencia televisiva, tiene la masa corporal de la audiencia y la validez formal de su partido.
Esto me recuerda a cómo entienden algunos la oposición en la política municipal. Por ejemplo: el hecho de que se bonifique por acuerdo plenario un 30% a unos vecinos de la zona rural en su IBI y a la mayoría no. Pues si no se hace una oposición con latigazos y en horario de máxima audiencia, es decir cuando te den cobertura mediática, para algunos es que no hay oposición aunque uno se quede solo defendiendo una postura justa e igualitaria. Ver para creer cómo hemos cambiado, algunos, sobre la opinión de la política municipal.
