Christian Franco presenta “La poética del asedio”

Cine para construir la historia

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photo_camera Christian Franco Torre

España, años 40. Finalizada la Guerra Civil, el país vive la primera etapa del franquismo, conocida como autarquía, un proceso nacionalizador en el que el cine jugó un papel fundamental, que Christian Franco Torre, doctor en Historia del Arte, analiza en “La poética del asedio” (Shangrila,  2021), un ensayo en el que aborda cómo estas producciones rodadas entre 1943 y 1951 contribuyeron a la reescritura de la historia que llevó a cabo el régimen. «En aquellos años se hizo una vertiente particular del cine histórico con un gran esfuerzo por amoldar el relato sobre el pasado nacional a sus intereses», explica.

El rechazo a la idea de España o a los símbolos nacionales tiene que ver con esa exclusión que se llevó a cabo de apartar y perseguir al diferente, al que no comulgaba con el régime

Y la herramienta en la que profundiza es la utilización de la iconografía desarrollada durante el siglo XIX. Cuenta Franco que “La poética del asedio” es producto de un trabajo universitario al que volvió hace unos años para revisar y convertir en libro. «Me había llamado la atención  que se repitiera tanto el “tableau vivant”, las recreaciones de cuadros de historia, y profundizando más me centré en la construcción del relato, que se hizo también popularizando esas imágenes en billetes, libros de texto, almanaques... Se identificaban fácilmente y al trasladarlas al cine se vendían como una recreación histórica fidedigna y ayudaban a colar mensajes afines al régimen», apunta.

Los órganos de censura determinaban o no el éxito de una película por la clasificación que le daban; en 1944 se creó el denominado interés nacional y eso suponía más beneficios, mayor distribución... Sin embargo también emergían lagunas y contradicciones que pasaban desapercibidas pero que llaman la atención

Un proceso nacionalizador que, asegura, ha dejado secuelas. «El rechazo a la idea de España o a los símbolos nacionales tiene que ver con esa exclusión que se llevó a cabo de apartar y perseguir al diferente, al que no comulgaba con el régimen».

Lejos de ser un libro político, Franco se centra en las relaciones entre la apropiación de determinados pasajes históricos y los ideales que el nuevo régimen trataba de instaurar en la sociedad, como la estructura social, la educación, el papel de las mujeres, valores como la vida, la muerte o el sacrificio o la concepción de España como una nación asediada, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. «Se promocionaron películas de vocación propagandística con las que la gente conectaba muy bien», apunta.

Y en ello, tenían un papel protagonista los órganos de censura.  «Eran los que determinaban o no el éxito de una película por la clasificación que le daban; en 1944 se creó el denominado interés nacional y eso suponía más beneficios, mayor distribución... Sin embargo también emergían lagunas y contradicciones que pasaban desapercibidas pero que llaman la atención», señala. Y como ejemplo pone “Inés de Castro”, un film de 1944 en el que se justifica el adulterio.

“Los últimos de Filipinas”, “Locura de amor”, “El doncel de la reina” o “Reina de Castilla” son otros de los títulos analizados. «También está muy presente la figura del ausente, los actos de los protagonistas están marcados por alguien que ya no está, siempre en clave de pasado», explica Franco.

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