Ricardo Puente tuesta en Lieres café de Brasil, Honduras y Vietnam

En Lieres se tuestan cafés del mundo

Tomar una taza de café a primera hora de la mañana o tras las comidas es un ritual casi obligatorio para muchos vecinos de Siero. Lo que pocos residentes en el concejo saben es que gran parte de la bebida estimulante que consumen se tuesta y se muele a pocos metros de sus casas.

Todo gracias a Ricardo Puente González, que en 1988 instaló una tostadora en Lieres, en la que se tratan una media anual de siete mil kilos de grano. Pese a la competencia de grandes multinacionales, el empresario poleso ha sabido abrirse un hueco en el mercado regional. Una hazaña que es posible, según cuenta, gracias a que ofrece «un trato muy directo y personalizado» a los clientes. Prueba de ello es que él mismo reparte semanalmente el café tostado por tiendas y bares de Siero, así como por otros municipios cercanos como Gijón, Oviedo o Nava.

El artilugio tiene capacidad para unos 15 kilos y Puente, que trabaja bajo demanda, no acostumbra a hacer más de dos tostadas al día. «Hay que estar muy atento para conseguir que quede en su punto, con la mezcla de amargor y acidez deseada»

Puente se convirtió en microtostador de la forma más atípica. Nadie en su familia, ni siquiera algún amigo o conocido, tenía relación con el negocio. Cuenta que iba para médico pero que a mitad de carrera colgó la bata blanca y se plantó en Venezuela. Fue allí donde, por casualidad leyó en una revista que el precio del kilo de café estaba subiendo como la espuma y llegaría a cotizar a mil pesetas en España. El sierense no se lo pensó dos veces: cogió los bártulos y puso rumbo a Lieres con la idea de instalar su propia tostadora en un inmueble propiedad de la familia. No fue fácil: Internet no había hecho aún acto de presencia en los hogares españoles a principios de los años ochenta y acceder a informaciones sobre cómo era el proceso de tueste o dónde localizar la maquinaria adecuada eran más bien limitadas. «Traté de visitar alguna fábrica de la zona para ver como operaban pero nunca me dejaron acceder: era todo secretismo. Las tostadoras nuevas rondaban los 22.000 euros y yo entonces no tenía un duro en el bolsillo», narra el emprendedor.

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Primero tuesta el grano y después, para el que lo desee así lo muele.

Por boca de su madre supo que se vendía una tostadora vieja en Oviedo e inmediatamente la compró. «Tenía capacidad para sesenta kilos. Venía sin instrucciones y montarla fue una odisea. A los cuatro años me convencí de que no era operativa y pensé en echar el cierre», explica. Fue entonces cuando un conocido suyo, que trabajaba en Cafés El Águila del Caribe, le advirtió de que se traspasaba un aparato antiguo, de dimensiones más pequeñas, cerca de Luanco. El flechazo con esa tostadora, diseñada en Cataluña, fue casi instantáneo y aún le dura. «Nunca me dio un problema, quitando que hace unos meses le falló un motor», indica. El artilugio tiene capacidad para unos 15 kilos y Puente, que trabaja bajo demanda, no acostumbra a hacer más de dos tostadas al día. «Hay que estar muy atento para conseguir que quede en su punto, con la mezcla de amargor y acidez deseada», explica el empresario, que se provee de grano verde procedente de  Brasil, Honduras o Vietnam, a través de un intermediario que conoce en Barcelona.

Al principio Puente comercializaba el producto bajo el nombre de “Ultramar” hasta que se enteró de que el nombre ya estaba registrado. Por evitar problemas legales rebautizó la marca con el nombre de “Batrakof”, que es como se apellida su mujer, de origen ruso. «Al ser tan raro me aseguraba que nadie lo estuviera usando», asevera.

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Hace unas fechas recibió la visita del alcalde de Siero, Cepi, quien se mostró encantado de descubrir esta iniciativa empresarial en Lieres.

Con sesenta y seis años a la espalda, el sierense no quiere ni oír hablar de jubilación. «Para mí es más un hobby que un trabajo. Me lo paso muy bien», resume el microtostador, que además sabe adaptarse a las nuevas demandas. «Hace poco empecé a comercializar también descafeinado porque vi que tenía tirón», ejemplifica. «El reto ahora es mantenerse, no perder clientes», constata.

Su mérito ha sido reconocido hasta por el mismísimo alcalde de Siero, el socialista Ángel García, que la semana pasada visitaba las instalaciones de “Batrakof” en Lieres. «Fue muy cordial. Se interesó por saber qué necesitábamos y aproveché para pedirle que acabe los arreglos de un camino en El Quintanal», concluye el empresario, que saca pecho por llevar más de tres décadas al frente de una de las empresas de tostado más pequeñas de la región.