EDUCACIÓN

Jornadas vegetarianas en el IES de Llanes tras los excesos navideños

La escuela de Cocina, ubicada en el I.E.S llanisco, lleva 28 años funcionando

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Cocina vegetariana en el IES de Llanes

 

Huele a gloria en el I.E.S de Llanes. Un aroma de guiso se desliza por un largo pasillo consiguiendo que el estómago  despierte antes de la hora habitual. Viene de la cocina,  lugar en el que ahora mismo trabajan más de 30 personas. Son los profesores y alumnos de la Escuela de Cocina. Aquí se imparte una FP en la que se integran clases de cocina y restauración y un grado medio especifico de cocina. Aprenden preparando los platos que hoy se servirán en el restaurante del centro: vichissoise templada con raíces de puerros fritos, arroz meloso con hortalizas, y coliflor en salsa verde. Un menú completo donde los grandes ausentes son los productos cárnicos, lo cual se debe  a que, durante dos días, se celebran aquí las V Jornadas de Cocina Vegetariana, destinadas a mostrar –tanto a alumnos como a comensales– que se puede cocinar completo y comer de diez, saciándose,  sin consumir ningún tipo de carne.

Jaime Llano con algunos de los alumnos, en la cocina del IES de Llanes.


«Aquí, habitualmente, a la vuelta de Navidad siempre se celebraban unas Jornadas de la matanza, y cada año bajaban más. La gente no venía. Empezamos a reflexionar y decidimos poner en marcha unas de cocina vegetariana, que funcionaron de maravilla desde la primera edición. Este es ya el quinto año que las hacemos. Siempre llenamos el comedor y la gente se va encantada. Puede que triunfen condicionadas por el hecho de que, después de Navidad, la gente está harta de comidas fuertes. Además, siempre están los propósitos de año nuevo, ya sabes, los típicos de deslorce y purga». Esto lo cuenta Jaime Llano, un profesional de la cocina que lleva trabajando aquí 26 años, «lo que hacemos aquí tiene que ver con el trabajo que se realiza en un restaurante. Trabajamos con materia prima real, obviamente, y por eso, cada día, elaboramos un menú. También organizamos Jornadas de todo tipo. Lo que se pretende es que la formación sea real.  En todo lo que hacemos hay pedagogía. No tiramos la comida, servimos a clientes reales, testamos la comida que se prepara, y el dinero que se obtiene se invierte en el centro».


Junto a Jaime del Llano, en estas cocinas trabajan enseñando otros profesores, que se reúnen a esta hora para tomar café y tortilla de patata (buenísima, por cierto) en un pequeño despacho. Son Juan García y Celia Crespo, que también enseñan cocina; Roberto Álvarez, profesor de pastelería; Óscar Díaz, que ostenta el título de ser el primer becario que trabaja aquí; Paula Iglesias, que se encarga de que todo esté preparado y perfecto en sala; y Dolores Díaz, que alterna labores de profesora de sala y de jefa de estudios. Me cuentan que los alumnos de esta escuela tienen edades que van desde los 16 a los cincuenta y pico años. Que el 100% de los que se forman aquí salen con un trabajo en hostelería y en la zona. Que el año pasado se dejaron más de 25 ofertas de empleo sin cubrir. Que la gastronomía es un nicho laboral en auge, quizás motivado por programas de televisión. Pero que al menos esa publicidad le da mérito a la profesión, que antes era peor mirada. Que están intentando que en el centro se incorpore el módulo de Grado Superior, sobre dirección en servicios de restauración. El último escalón para ofrecer desde aquí una formación completa en cocina. Con prácticas reales y oportunidades de trabajo.


Se acaba el descanso y es hora de volver al tajo

Las manzanas que Roberto metió al horno hace apenas media hora ya empiezan a oler de maravilla. Un grupo de alumnos trabaja con masa para el postre y también con zanahorias. Otros dan los últimos toques y ultiman las preparaciones del menú de hoy y del de mañana. Es una pena no tener tiempo para quedarse a comer.

Los alumnos de repostería preparando un postre con zanahorias

La práctica es la parte más importante en las clases de cocina de Llanes 

Antes de marchar, Jaime me cuenta que a principios de febrero se van de viaje al País Vasco: hace ya 8 años que realizan un intercambio de profesores con la Escuela de Cocina de Leioa, una de las mayores escuelas de hostelería de España. «Para que te hagas una idea, allí dan de comer a más de 1.200 personas al día. Nosotros solemos dar entre 35-40 menús. Sólo sus almacenes duplican nuestra escuela entera», dice Jaime, «cada año nos llevamos hasta Leioa la gastronomía asturiana. Y triunfa. El año pasado compartimos espacio con otras escuelas de hostelería de otras regiones allí y duplicamos a todos en número de comensales. Siempre acudimos con productos de calidad, avalados por el COPAE, la IGP o la DOP. Promocionamos los productos asturianos y los damos a probar. Llevamos hasta un gaiteru y se escancia sidra, que llama un montón la atención. Este año vamos a hacer allí unas Jornadas del quesu Cabrales, con catas de queso y un menú 100% asturianu. Es un gran escaparate para nuestros productos y estamos muy orgullosos y contentos de hacer de embajadores».