FRAN ROZADA

Cuidar el Patrimonio Histórico

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Bajo este titular podemos analizar el caso que hoy nos ocupa. Nos referimos a la edificación cívico-religiosa más antigua conservada en la villa, lugar donde se celebraban las Juntas y Justicias del Coto de Las Arriondas.
Esta capilla estuvo dedicada a santo Toribio, en el siglo XVIII. Fue restaurada en 1800 y, sesenta años más tarde, se hizo reserva de una pequeña cantidad de reales para retocar la imagen de San Antonio Abad (venerado como patrono de los animales), el cual fue titular de la misma hasta el día 10 de abril de 1911. En esa fecha este singular edificio fue restaurado de nuevo. Y, otra vez, cambió de titular, dado que se puso bajo la advocación del Santo Cristo de la Salud. Así estuvo durante veinticinco años hasta que, en septiembre de 1936, fueron quemadas sus imágenes y desapareció la pequeña campana. Nuevamente restaurada, en 1959 estuvo a punto de ser dedicada a San Isidro Labrador pero, al final, el nuevo titular acabó siendo San Antonio de Padua (aunque en la iglesia parroquial ya se veneraba una imagen de cedro de este popular santo portugués, la cual había costado nada menos que 2.046 pts. en el año 1943). La última restauración de la capilla -por suscripción popular- se llevó a cabo en el año 1982. En la fotografía adjunta se puede observar cómo sobre la imposta superior de sus pilares cae el agua de lluvia directamente, además de la que le envían algunas tejas cobijas. El muy notable escudo de la Casa de los Estrada y Cordero de Nevares (que fueron señores del Coto y cuya divisa forma parte de uno de los cuatro cuarteles del escudo de Parres) aparece en el pilar izquierdo, presentando un aspecto de deterioro lamentable, al no estar protegido de la lluvia antes citada.
Se advierte -además- que, justo sobre la cumbre de la verja exterior, desagua toda una hilada de tejas canal, provocando que parte del agua baje por la pared. La Diócesis (responsable y propietaria de la capilla) debería tomar nota de algo que salta a la vista desde hace años. Bien es cierto que para cuidar de las más de dos mil capillas que tiene repartidas por toda Asturias precisa de otras ayudas, comenzando por la de los propios vecinos.

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