ISOLINA CUELI

Estrategia portuaria

Cualquiera con un mediano sentido de las proporciones puede comprobar, a simple vista, que esos amarres no caben en El Puntal

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El título de esta columna suena a ingeniería de Caminos, Canales y Puertos y eso es lo que tendríamos que ser todos los ciudadanos de a pie, o la ciudadanía, como nos llaman los políticos, para entender muchas de las obras que nos planifican a tontas y a locas y que se pagan con nuestros impuestos, sin que rechistemos, bien porque no nos enteramos, o porque no queremos enterarnos.

Estos días estuvo sometido a información pública el documento de aprobación inicial del Plan Territorial Especial para la Estrategia Integrada de Gestión Portuaria Litoral del Principado de Asturias (EIGPLA), elaborado por una empresa de tierras adentro, en concreto de León. Tanto nombre y tanta sigla lo único que viene a decir es que les parece poco con la machada que hicieron en El Musel (Gijón), y ahora quieren seguir llenando de hormigón el resto de la costa asturiana a base de ampliar puertos deportivos. Todo ello saltándose la Ley de Costas que obligan a cumplir de manera férrea al resto de los mortales.

Me voy a detener en lo que supone ese Proyecto de ámbito regional, para el concejo de Villaviciosa, en concreto para el puerto de El Puntal, considerado un puerto refugio, que en la actualidad tiene menos de 200 amarres, a los que quieren añadir 396 más, osea el doble de los que hay ahora (qué casualidad, que el macroproyecto de urbanización en Liñero, también era de 396 casas).

Cualquiera con un mediano sentido de las proporciones puede comprobar, a simple vista, que esos amarres no caben en El Puntal. Y para llenar de amarres el espacio que queda libre ahora en el puerto habría que dragar más de tres metros de profundidad, porque en marea baja esa zona se queda en seco. Si la bajamar es grande, incluso algunos de los barcos amarrados ahora se quedan varados.

Llama la atención que no dejen colocar un pantalán móvil en la dársena para comunicar por lancha El Puntal con la zona de Rodiles -un clamor popular-. Ese gesto tan sencillo y tan barato no son capaces de darle el visto bueno para que se ponga en marcha. Imagino que no interesa por barato y por práctico. Si se tratase de poner un puente, de millones de euros, aunque no sirva para nada, seguro que se apuntaban unos cuantos: los del anteproyecto, los del proyecto, los de la contrata, los de la subcontrata, los de la comisión.

Algo parecido sucede con la ampliación del puerto de El Puntal. Puede que se necesiten amarres nuevos en ese puerto, pero en ningún caso hacen falta 396. Una vez más se aplica aquello de: burro grande, ande o no ande. Lo de administrar el bien público de forma responsable, es otra historia. Y como los paganos, que somos todos nosotros, nos callamos, o nos sonreimos, pues todos encantados. El consuelo es que esta fantasía de ricos no se hará nunca, porque no sé de dónde van a sacar el dinero. Y si finalmente, lo encuentran en Europa, después del gol que les colaron con El Musel, ya me atrevo a decir que Europa es tonta. Como será la fantasía, que en el proyecto famoso no se habla del aparcamiento en tierra, un servicio elemental, porque esos 396 nuevos usuarios tendrán que llegar en coche y allí tampoco hay sitio.

Los propietarios de las lanchas con amarre en ese zona podrían enumerar las necesidades del puerto, y gratis, sin falta de encargarlo a ninguna consultora. Y saben muy bien lo que les hace falta, empezando por una grúa y un surtidor de combustible. O rellenas el depósito con garrafa, o te vas a repostar al puerto más próximo.

Otra obra urgente es la reparación de los muros de contención de la dársena y el puerto, que están argayando, y para comprobarlo, tampoco se necesita de ningún experto, y menos de secano, salta a la vista.
¡Buen camino!

Isolina Cueli. Periodista

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