FRAN ROZADA

Fin del botellón" a los 16"

La Junta General del Principado de Asturias acaba de aprobar la nueva ley de atención integral en materia de drogas y bebidas alcohólicas, tras un debate que duró más de diez años. Que los adolescentes asturianos -entre 16 y 18 años- no puedan adquirir ni consumir bebidas alcohólicas, es algo que debiera haber estado regulado hace muchísimos años, pero aún estamos en ésas. Asturias ha sido la última comunidad autónoma española en hacerlo y así, aquí, el “botellón” público con alcohol, estaba permitido para chicos y chicas desde los 16 años.
Esta permisividad no tiene ni explicación ni razonamiento. Buena parte de la sociedad asturiana -con la Fiscalía, el mundo educativo, los padres y la comunidad científica a la cabeza- llevaban muchos años dando la voz de alarma y pidiendo que se retrasase la edad legal para poder comprar y consumir alcohol. Lo que en Europa es norma obligatoria desde tiempos lejanos y en el resto de España desde hace unos años, en el Principado no entrará en vigor hasta el próximo mes de mayo… (y por los pelos), porque la junta de portavoces de nuestro parlamento ha relegado este tema al orden del día del antepenúltimo pleno de esta legislatura, celebrado el pasado viernes, día 6 de marzo. La prohibición de la venta y consumo de alcohol a los menores de 18 años será efectiva, aunque haya consentimiento de los padres (que -en ese caso- serían multados con, al menos, 600 euros). Y, por otra parte, todavía se aprueba ahora en Asturias el texto legal que prohíbe la publicidad de las bebidas alcohólicas en cualquier medio de titularidad pública. Tras largas discusiones, este tipo de publicidad no afectará a la promoción de la sidra, a la que se le da un tratamiento diferenciado. El respaldo a estas medidas, por parte de las cinco fuerzas políticas que componen el parlamento regional, ha conseguido un consenso que se ha hecho esperar demasiados años.
Y es que vivimos en un extraño país que casi siempre llega con retraso a las normas y costumbres que, en otros de su entorno, están reglamentados mucho antes que en el nuestro. Siempre habrá algún descerebrado asegurando que, los múltiples lugares dispensadores de alcohol perderán ingresos con esta medida (igual que decían con la prohibición de fumar en el interior de los mismos). Y todo en una España con un bar o restaurante por cada 176 habitantes (que en Asturias es de uno por cada 135 vecinos) y -concretamente- en el oriente de Asturias el número de bares duplica a la media del resto del Principado, ya que por estos lares tenemos un bar por cada 68 vecinos. Mientras, los últimos datos reflejan que en Asturias se bebe y se fuma cada día más, y el consumo de alcohol entre los adolescentes comienza poco antes de cumplir los 14 años. Un panorama desolador. Es el nuestro un curioso país, donde alguna comunidad autónoma tiene más bares que los que suman entre cuatro países de la Unión Europea.

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