VICENTE G. BERNALDO DE QUIRÓS

Los maestros de la república

vicente-bernaldo-quiros.jpg

Lo primero que hicieron los golpistas levantados en armas contra la legalidad republicana cuando ganaron la guerra fue depurar a todos los maestros que se habían caracterizado por poner en práctica los ideales de una escuela laica, gratuita y pública, así como fusilar a los más comprometidos. Y esta represión contra los enseñantes tenía su lógica, puesto que los docentes de aquella etapa histórica ponían en cuestión siglos de oscurantismo y de condena al analfabetismo por parte de las oligarquías que gobernaban España.

Este sábado presencié un documental que recoge la historia de aquellos maestros y maestras que defendieron la enseñanza como faro y guía de las nuevas generaciones y he de decir que no solo me conmovió por las brutales represiones contra los difusores del ideal republicano, sino que me confirmó la tesis de que el verdadero daño que la educación hizo a los poderes oscuros del franquismo era enseñar a leer y a escribir críticamente a los españolitos de los años treinta. Me vino también a la memoria la película ‘La lengua de las mariposas’, donde el maestro encarnado por Fernando Fernán Gómez decía aquellas sabias palabras de que con solo una generación de españoles educados en libertad, el país iba a cambiar como de la noche al día.

Desgraciadamente las fuerzas oscuras de la etapa franquista, ayudadas por la insidia de la Iglesia católica, que se veía privada de su monopolio del adoctrinamiento (en 1910 llegó a influir en el ajusticiamiento de Ferrer y Guardia porque les hacía competencia en materia de educación), acabaron con una etapa provechosa y pedagógicamente fértil que no se ha podido aún recuperar del todo porque el laicismo está vetado por las jerarquías eclesiales y pagamos de nuestros impuestos para que sigan manipulando en los colegios privados.

El mejor legado que podemos recibir de aquellos profesores de la República es seguir aprendiendo hasta el infinito para volver a una etapa histórica en la que la educación recibía ingentes cantidades de los presupuestos del Estado para acabar con el analfabetismo y la oscuridad que tanto gustaba a los amigos de las sotanas. Leamos y escribamos todo lo posible, acentuemos nuestro espíritu crítico, cuestionemos todo lo que se nos dice como si fuera un dogma (este artículo también, por supuesto) y no nos resignemos a vivir sin la luz de los libros y de los periódicos. Hagámoslo, porque eso es lo que les jode y, en el fondo lo que más temen. Que lo sepamos todo, que nos sublevemos a sus mentiras y que con nuestro conocimiento podamos desbaratar su ideal de sociedad corrupta. Los maestros y maestras de la República, a quienes se lo debemos, nos lo agradecerán.

Más en Opinion