VICENTE G. BERNALDO DE QUIRÓS

Pensar con los pies

Dejar de cobrar y gastar más, solo se les ocurre a quienes no creen que un servicio para ser prestado cuesta dinero.

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Un médico asturiano, que responde al nombre de Carlos Suárez y es parlamentario autonómico en la Junta General del Principado por el Partido Popular, ha propuesto que se considere la podología como un servicio básico en las especialidades que asuma la Seguridad Social. Y a mí me parece bien porque todo lo que suponga la prevención y el tratamiento de los pies es una medida necesaria para evitar enfermedades y problemas motrices.

Ahora bien, la sugerencia de Carlos Suárez me parece que tiene varios peros que hacerse, aunque el principal es ¿de donde se va a sacar el dinero para pagar este servicio? o ¿cuánto cuesta, a juicio del médico conservador, la puesta en marcha de podólogos en los centros de salud de toda la comunidad autónoma?

Y las preguntas no son baladíes porque precisamente el partido al que representa Carlos Suárez en el Parlamento asturiano acaba de pactar con el Gobierno del PSOE una sustancial rebaja en el impuesto de sucesiones que representa una merma aproximada de 30 millones de euros en las arcas de la región, lo que parece un enorme contrasentido. Dejar de cobrar y gastar más, solo se les ocurre a quienes no creen que un servicio para ser prestado cuesta dinero.

Yo pienso que lo de este político médico es un brindis al sol. No creo yo que los callistas piensen con los pies y se crean beatíficamente que pueden cobrar de una administración que no tiene el dinero necesario para ello. Los cinco minutos de gloria de Carlos Suárez se acabarán cuando la sociedad asturiana se dé cuenta de que le están tomando el pelo y le están pisando el juanete quienes debería tener más sentido para hacer sus propuestas.

El tratamiento de las extremidades inferiores es muy necesario para el ser humano. Pero conviene decirle al proponente que en política también hay que pensar con la cabeza y si no hay dinero para poner en marcha un servicio porque se lo regalan a los herederos de quienes disponen de parné suficiente para tributar a Hacienda, se calla uno la boca y así se evitan demagogias y ridículos, que también suelen ser nocivos para la salud.

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