VICENTE G. BERNARDO DE QUIRÓS

Las primeras lecturas

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Leonor, Princesa de Asturias

 

Somos mucho más papanatas de lo que nosotros mismos pensamos. Y actuamos con unos criterios absolutamente complacientes a la hora de valorar algunas de nuestras figuras de referencia. Admiramos a las personas más por lo que representan que por lo que son y lo que hacen y dicen, en ocasiones, parecemos demasiado estúpidos a los ojos de un observador neutral. Muchas de las veces nos parecemos demasiado a ese personaje de Moliere que admiraba a un congénere cuando se enteró que hablaba en prosa.

Vengo de leer y debatir sobre la primera lectura en público de la hija de los actuales Reyes de España y heredera de la Corona (si es que llega) y todavía alucino con la sorprendente reacción de importantes personalidades de la vida española acerca del supuesto aplomo de la mayor de las hermanas (lo que en términos dinásticos se llamaría Infanta Leonor) a la hora de leer algunos párrafos de nuestra Constitución.

Me encorajina esta condescendencia con el espectáculo de un acontecimiento un tanto impostado, pero me revienta más el espíritu cortesano de algunos de nuestros analistas y representantes políticos que sobrevaloran la capacidad lectora de nuestra Infanta y poco menos que la califican de intelectual gloriosa por decir delante de un micrófono que España es una monarquía parlamentaria.

Que una niña de 13 años lea sin trabarse y con cierto aplomo un mensaje que debe haber ensayado casi un millón de veces no es digno del encomio que nuestros representantes han escenificado ante las cámaras de televisión. Lo preocupante sería que no lo hiciera. Si yo fuera su padre la llevaría sin demora al logopeda o al neurólogo, pero que su familia se tranquilice: para tener 13 años vocaliza perfectamente (mejor que su abuelo, por supuesto) y no mete la pata en su cometido.

Yo creo que lo peor de todo este paripé es para la hija mayor de Felipe y Letizia que ha tenido que tragarse horas de recreo y de ocio para decir algunas que otras obviedades que tanto gustan a nuestros periodistas de cámara. Pobre adolescente que ha tenido que ser escrutada por los ojos amorosos de los falsos amigos de papá y mamá para terminar concluyendo que sabe perfectamente lo que es decir lo que se le ordena.

Lo repugnante es la cortesana actitud de muchos de nuestros compatriotas que han lanzado las campanas al vuelo porque una niña de trece años sabe leer. Las carcajadas de algunos de nuestros iconoclastas preferidos no se han hecho esperar y las redes sociales llenaron de memes el histórico momento. Uno de los mejores, sin duda, el que decía que a los 13 años, su primo Froilán ya sabía disparar la escopeta.

En los tiempos de los antecesores de la infanta y en época del Siglo de Oro de nuestra historia, en la Corte borbónica existían los bufones para hacerles las gracias a sus majestades y echarse unas risas. Pero tenían el privilegio de satirizar a los monarcas. Ahora, ni se contempla. Hasta en eso hemos retrocedido.

 

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