VICENTE G. BERNALDO DE QUIRÓS

Los votos no dan la felicidad

Los 37 diputados de Ciudadanos son un cero a la izquierda en el panorama político catalán

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Los votos no dan la felicidad

 

Los multimillonarios esparcieron por todas partes el refrán de que el dinero no da la felicidad con el deseo de que los pobres no tuvieran la tentación de acceder a sus riquezas. A lo que parece, tampoco tener una saca repleta de votos da la felicidad, a tenor de los resultados electorales de Cataluña y del triunfo en papeletas y escaños de la candidatura de Ciudadanos porque sus supuestos aliados para gobernar se han quedado en el camino y no tienen los suficientes apoyos para prestarle cobertura.
Inés Arrimadas se ha quedado compuesta y sin novios para acceder a la Presidencia de Cataluña y rodeada de independentistas que han hecho de los 37 escaños del partido españolista un monumento a la inutilidad y han vuelto a repetir el mismo escenario electoral que antes de la aplicación del artículo 155.
 

Estaba cantado que los catalanes no iban a cambiar sus sentimientos por mucho que Rajoy y los jueces les metieran en la cárcel a sus dirigentes o les hurtaran sus competencias autonómicas. Por muchas armas arrojadizas en forma de encuestas que se publicaran días y semanas antes, el voto independentista iba a ser mayoría absoluta.

En este contexto, los 37 diputados de Ciudadanos son un cero a la izquierda en el panorama político catalán y a la hora de pintar algo que cambie la situación en esa comunidad autónoma. Incluso tienen más influencia los cuatro parlamentarios de la CUP, que dan los más de 68 votos precisos para gobernar cómodamente, que los escaños naranja.

En la noche de las votaciones, la candidata de Ciudadanos insistió en el castigo que la ley electoral ha infringido a los votantes de su partido. Es cierto que esa formación siempre se ha quejado de la normativa de reparto de escaños y propugnó, junto a Izquierda Unida, un cambio profundo que fuera más igualitario. Pero ese perjuicio sucedía cuando ese partido era más secundario y estaba en tercera o cuarta posición, ya que la ley d’Hont beneficia a quienes obtienen más votos, gracias a los restos. En esta ocasión, Inés Arrimada se vio favorecida por lo que criticaba, con lo que no parece muy de recibo quejarse por una cosa que te da un plus. Otra cosa es que el partido de Albert Rivera insista en lo de cambiar la ley electoral, a pesar de este triunfo, lo que le honraría.

Y ahora ¿qué va a pasar? No ya con la formación de gobierno sino con la estrategia de Ciudadanos. Tiene muy difícil hacer otra cosa que no sea su actual política, pero los votantes suelen apoyar a un partido para que gane y cambie la situación, no pare que se quede impertérrito como si no hubiera pasado nada. Los españoles votaron a Zapatero para librarse del impresentable de José María Aznar, y a Rajoy para quitarse de en medio al incoherente de su antecesor, por lo que puede darse el caso de que con 37 escaños y prácticamente atados de pies y manos, Inés Arrimadas y los suyos se mueran de éxito.
 

A lo mejor la nueva dirigente más votada debería de cambiar de táctica y examinar la posibilidad de algún tipo de pactos con los partidos soberanistas que le permitan salir de la irrelevancia del Parlamento catalán. Cuando los electores ven que sus votos no sirven de nada, cambian de caballo y a otra cosa, mariposa

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