RIBADESELLA

El fotógrafo riosellano será nombrado en Noviembre Maestro de Fotógrafos

Numerosos premios avalan la trayectoria de Jonathan Hevia, que desde Ribadesella ha conseguido triunfar en su trabajo
El año pasado fue nombrado Mejor Fotógrafo de España con una foto de la playa de Santa Marina

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Un Maestro de Fotógrafos enamorado de Ribadesella y del mar

Jonathan Hevia nació precedido por tres generaciones de fotógrafos en su familia, algo que le llevó a crecer jugando con cámaras de fotos y con equipos de revelado. Un juego que convirtió, sin darse ni cuenta, en vicio y profesión, y que a día de hoy le ha llevado a cosechar diferentes y prestigiosos premios, todos traídos para Ribadesella. En noviembre será nombrado “Maestro de fotógrafos”, y en enero se sabrá si revalida el título  de Mejor Fotógrafo de España, que ya se llevó el año pasado con una foto de la playa de Santa Marina y al que este año opta con dos fotos de naturaleza y una de boda.
A los cuatro minutos de conversación, Jonathan ya habla de su abuelo, de una minutera que éste le fabricó para que jugase a hacer fotos cuando era un niño. Esa cámara de fabricación casera, que conservó como un tesoro, le llevó a pensar en la manera de antes de hacer las fotos, en recuperar esa manera de captar instantes, en enseñarle a la gente cómo, de un cajón de madera, pueden salir fotografías…y de ahí salió su Mamut, una cámara fotográfica enorme (tan enorme que está hecha en una autocaravana) y que le ha llevado a rodar por España y Portugal enseñando la forma, casi mágica para el mundo tecnológico y digital actual, de revelar fotos a la antigua usanza. Todo un éxito que él atribuye al recuerdo de su abuelo y que siente que estaba determinado ya de alguna manera cuando, siendo niño, su querido antepasado le regaló aquella pequeña cámara.


- ¿Qué hubieras sido si no te hubieses dedicado a la fotografía?
- Yo toda la vida quise ser Capitán de la marina mercante (risas). El tema de la mar me encanta desde siempre. Mi infancia está vinculada a la mar, donde salía a pescar en un bote  llamado Tobi con un motor de cuatro caballos que no andaba ni pa atrás. Y me encantaba. Una vez, siendo un guaje, hasta traje desde Vega a un paisano que estaba teniendo un infarto en aquel bote…, creo que de no ser fotógrafo me hubiera dedicado a algo que me mantuviera vinculado al mar.
- ¿Nunca te planteaste salir de Ribadesella para llegar más lejos profesionalmente?
- Es verdad que, laboralmente, vivir aquí puede limitarme, porque no puedo acceder a oportunidades y trabajos que si podría hacer en ciudades grandes como Madrid o Barcelona y que me darían una mejor situación económica, sin duda. Pero pasa que a mí me gusta vivir bien, y aquí se vive muy, muy bien. Así que, si coloco en la balanza dinero y vivir bien,  se inclina hacia esto últimu. No soy nada ambicioso. Valoro más estar aquí, con mi familia y amigos. Y allá donde voy, con la Mamut o a otros trabajos, hago promoción de mi tierra. Soy feliz con este momento, en este lugar, con la vida que llevo. Y pretendo seguir siéndolo durante toda mi vida. Para mí, prima más la calidad de vida y el sentimiento por esta tierra, y estoy además convencido de que estar aquí hizo posible que tuviera la paz y la tranquilidad necesarias para conseguir cosas que, tal vez sometido a estrés laboral, no hubiera conseguido. Cuando estás en paz contigo mismo, disfrutas, no tienes miedo…, las cosas funcionan. Y si te conformas con lo que tienes, sin aspirar a nada, la vida te va dando recompensas mientras gozas de lo que haces. Hay que liberarse de miedos, de prejuicios, de competencias…a mí eso me funciona, las cosas fluyen bien, aquí, en Ribadesella, encantáu de la vida.
- En Noviembre te nombrarán Maestro de fotógrafos. ¿Qué significa esto para ti?
- Es un  reconocimiento muy especial y del que estoy muy orgulloso,  porque no premia una fotografía en concreto, como pasa con los premios, sino una trayectoria. El año pasado ya me nombraron Fotógrafo distinguido y fue muy emocionante, y esto es un paso más y algo complicado de conseguir,  un honor que otorga la Federación Española de Fotografía tras un proceso muy largo, llevado a cabo por 5 jueces, y al que se presentan fotógrafos de toda España con fotografías anónimas. Aunque los premios siempre son lo que más publicidad da y lo que más se conoce, esta distinción a mí me sabe a gloria, porque se otorga tras pasar un proceso complicado, interesante y enriquecedor que funciona a través de méritos que se consiguen a lo largo de los años, en mi caso seis.
- En enero sabrás si ganas el premio a Mejor fotógrafo de España por segundo año consecutivo.
- Veo difícil volver a ganar. Estoy nominado con dos fotografías sencillas, una de boda y dos de naturaleza, y es complicado volver a conseguir el premio porque cada vez hay más competencia y mejores fotografías. Pero solo estar nominado ya es un premiazo para mí, y además es importante tener en cuenta que puedes ganar mil premios en un momento concreto, pero lo importante es seguir ahí, en el circuito. Es infinitamente más preferible para mí, antes que ganar, estar nominado todos los años.
- ¿Cuál es la parte de tu trabajo de la que más disfrutas?
- Con lo que más con los retratos, me quedo con ellos antes que con nada. La fotografía de naturaleza me gusta, pero donde más cómodo me siento y más creo que capto es en retratar a las personas.
- ¿Alguna foto que aún tengas pendiente hacer?
- Me da mucha pena no haber hechu retratos de mi güelu y mi güela, unas fotos que ya nunca podré hacer. Por lo demás…algo que tenga pendiente no hay. Repito que no soy ambicioso, las cosas van saliendo y voy disfrutando con ellas.
- ¿Qué hace a una fotografía buena o mala?
- El poder de una fotografía depende de la persona que la mira. De lo que trasmite a la persona que observa la foto. De todas mis fotos, mis favoritas son las que hice cuando nació mi hija Carlota, por el sentimiento que tienen detrás. Es cierto que les dieron un premio importante, pero van mucho más allá de eso porque reflejan un momento único de mi vida.
- ¿Algún sueño por cumplir?
- Ninguno, la verdad.  (Risas). ¿Ves como no soy ambiciosu?