LA POLA

Güevos Pintos: la innovación se impone a la tradición

La Pola pintó una redonda fiesta de Güevos Pitos

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FOTOGALERÍA DE LOS GÜEVOS PINTOS AQUÍ

La tradición y la innovación están llamadas a convivir en la celebración más colorista de La Pola, los Güevos Pintos. El debate está en la calle y también entre los propios artesanos, tal como se pudo. Hay mercado para los dos, pero este año, sin lugar a dudas, primó la originalidad innovadora.
La artesana Tania Rodríguez, natural de El Berrón, sorprendió con sus trabajadas propuestas en forma de huevo. Helicópteros, veleros, cochecitos, maceteros, lámparas, jaulas, submarinos o, incluso, globos, todos ellos cuidando hasta el último detalle. «Al visualizar la  forma del huevo ya puedes imaginar lo que puedes hacer con él» asegura. Este es el tercer año que instala puesto en La Pola. «Lo primero que hice fue el carricoche y gustó mucho, más que los tradicionales, así que el año pasado amplié a los barcos». Este año se complicó el trabajo y amplió la saga, y puntualiza «está hecho todo a mano».
La originalidad también llegó por vía acuática con los graciosos “piragüevos” de la polesa Denís Martínez. A los deportistas no les faltaba ni la montera picona, como si acabasen de ganar el Descenso  Internacional del Sella, y su piragua estaba realizada en goma eva.
Los Reyes Felipe VI y Letizia así como la Princesa de Asturias, Leonor, tampoco faltaron a la fiesta polesa. María del Mar García los invitó a la celebración empleando la técnica del collage, «en la que utilizo una fotografía sobre la que puedes pintar». Reconoce que «quería hacer algo diferente» y fueron muchos los que se pararon en su puesto, incluso para hacerles una foto.
Casi treinta años lleva Pili G. Santianes, una defensora al ultranza de la tradición en la pintura de los güevos con estampa asturiana y leyenda. «Es lo que me gusta y se hacer», explica la artista que siempre se inspira en los personajes de Alfonso Iglesias, el creador de los populares Telva y Pinón.
Este año, dentro de la tradición, puso a la venta una presentación de libro-güevo. En la leyenda se podía leer, “Fijaros si en la Pola vivimos adelantaos que hasta les mismes gallines ponen los Güevos pintaos”.
En esta misma línea se muestra María Cimadevilla. «Cada vez somos menos los que seguimos con la técnica tradicional. Va a llegar un punto en el que los Güevos Pintos de aquí no se van a diferenciar de los que hacen en el colegio en Madrid o en Alemania», lamenta.
La reproducción del monumento al Carmín, realizado al óleo, en un huevo de avestruz llamó la atención a los visitantes. Su creadora fue Sofía Camblor.
Enrique Meoro sorprendió con su idea de hombre-güevo combinando diferentes huevos. El más grande, de oca, para el cuerpo, y uno de gallina para la cabeza. Gallina y codorniz para un tamaño mediano, o el pequeño con codorniz y codorniz china. «Todavía no tienen nombre, pero podemos llamarlos paisanín o polesín». A modo de broma señala que «me inspiré en Jenaro para hacerlo» y la verdad que algo de parecido tienen.
Los Sidros tampoco faltaron a la cita de güevos Pintos, así como los incondicionales de los escudos de fútbol, animales, naturaleza y los personajes de los dibujos para conquistar al público más menudo.