GASTRONOMÍA

Comer en un camión

POR TAMARA LLAMEDO
La colunguesa Paula Frechoso regenta una food truck" vegetariana que triunfó en los diferentes eventos celebrados el pasado verano en Asturias "

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Food truck Medrar Terra

 

Las “food trucks” (camiones de comida) son unos vehículos equipados con cocina que se pueden encontrar en distintos tipos de eventos y que proporcionan a la gente comida de calidad en la misma calle, un fenómeno importado hace relativamente poco de EEUU que crece exponencialmente en nuestro país. Su fórmula es sencilla: ofrecen comida “gourmet” de todo tipo, en plena calle, sin necesidad de reservas y sin limitar al cliente al típico bocadillo para salir del paso. Un negocio por el que se deciden cada vez más jóvenes emprendedores, ya que es una manera de tener un restaurante, pero sin tanta inversión, y con la ventaja de tratarse de un establecimiento móvil: allí donde la gente tiene hambre (playas, ferias, fiestas, mercadillos…), puede ponerse una food truck.

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Carta de la food truck vegetariana.

Paula Frechoso González (La Isla, Colunga) llevaba ya dos años trabajando en mercados veraniegos con un puesto de comida con carta y, después de darle muchas vueltas y calcular los pros y los contras, finalmente decidió lanzarse a la aventura empresarial de la food truck en junio de este año: desde entonces acude a los saraos veraniegos con su caravana Constructam Cóndor del 74 equipada con cocina, escribe en la pizarra los platos del día y levanta su ventana. La food truck de Paula se llama MEDRAR-TIERRA, y es de color verde, como su filosofía, ya que se trata de un camión de comidas 100 por 100 vegetariano en el que se preparan zumos, batidos y comidas variadas sin utilizar alimentos de origen animal. Y aunque pueda parecer un doble riesgo, emprender y hacerlo con una apuesta vegetariana, Paula afirma que cada vez más gente se decanta por esta opción, «sólo hay que mirar lo que está pasando en países más avanzados en este aspecto, la gente cada vez es más consciente y pierde más prejuicios acerca del vegetarianismo», asegura. Aunque también reconoce que aún queda mucho camino por andar en ese sentido, y que concretamente en Asturias, con una cultura gastronómica muy asentada, romper los prejuicios culinarios de la gente es más complicado, «les cuesta más salir de lo de siempre, pero cuando se animan a probarlo, repiten».

Las colas que este verano se formaron delante de su furgoneta para probar sus propuestas demuestran que es posible salirse de los cánones culinarios establecidos y disfrutar con la comida vegetariana, «el balance es, sin duda, positivo. La gente se anima a probar cosas nuevas y te felicitan, se ve que gusta, y es una gran satisfacción».

Paula compró su furgoneta en Madrid, en un local de compra venta de caravanas. A partir de ahí tuvo que restaurarla y acondicionarla, «todavía está sin restaurar del todo, queda mucho por mejorar tanto en el interior como en el exterior, como por ejemplo la imagen corporativa o añadir nueva maquinaria industrial», además de hacer frente a numerosos trámites burocráticos como un seguro de responsabilidad civil, acreditaciones para manipular alimentos, homologar el vehículo para la venta ambulante, un certificado de instalación eléctrica, pintura sanitaria homologada, seguridad social, autónomos,…. a pesar de tantos permisos y papeles, las food truck chocan  con una legislación no adaptada a ellas  y que les pone múltiples trabas para vender a diario a pie de calle y en cualquier lugar, como si ocurre en otros lugares donde operan más ampliamente, en las ciudades, ofreciendo servicio de comida rápida y de calidad para las personas que comen fuera de casa cada día.
De momento Paula y los muchos que como ella han emprendido un negocio de food truck tienen que conformarse con trabajar en eventos privados, «sería bueno que la legislación cambiase y que se permitiera trabajar cualquier día del año». Actualmente, y hasta que la legislación avance, Paula ha trabajado recorriendo festivales  como el Long board Festival, de Salinas, Fartukarte, en Ribadesella, el Downtown, en Lugones, o el Autocaravan Festival en San Juan de la Arena, entre otros, llenando los estómagos de las personas que se han acercado a su caravana verde con bocados como el falafel, los nachos con guacamole o la hamburguesa vegetariana, sus platos estrella, pero también con otros más atrevidos como los rollitos crudos con salsa de cacahuete, adaptando sus propuestas culinarias en función del sitio en el que se pone y teniendo en cuenta que aún es pronto para triunfar ofreciendo comidas del mundo más exóticas y menos conocidas  en nuestro país.
Sus objetivos son seguir funcionando y creciendo, llegando cada vez a más gente y lograr que toda la comida que salga de sus fogones sea ecológica además de vegetariana.

De cara al invierno, con propuestas para trabajar en sitios fuera de Asturias, Medrar Tierra se propone reestructurarse, seguir aprendiendo y llegar a los eventos de primavera-verano con las pilas cargadas y nuevas recetas, ofreciendo a la gente una alternativa de calidad, saludable, sostenible, ecológica y que deje el paladar sorprendido, satisfecho y con ganas de probar más.

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