Opinión

En el último adiós a Dulce María Prida Vega

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Fíos (Parres) se vio desbordada este mediodía para despedir a una de sus más queridas y apreciadas vecinas, una mujer siempre preocupada por acercar la cultura -contemplada desde todas sus vertientes- y especialmente volcada en los Encuentros Culturales que con tanto interés coordinó, y que inauguraba el pasado mes de octubre en su VI edición.

Con 67 años, la siempre amable y sonriente Dulce María Prida, descansa en su Fíos del alma, por el que tanto trabajó

Por la antigua biblioteca del Monasterio de San Pedro de Villanueva (hoy Parador Nacional de Cangas de Onís) pasaron muchísimos ponentes, se estudiaron y analizaron multitud de temas de todo tipo, casi siempre relacionados con la Historia de Asturias y -más concretamente- con la Historia de estas tierras del Oriente.

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Foto de grupo de la Escolanía de Covadonga -tras el concierto navideño- el pasado día 17 de diciembre, con la que Dulce (sin saberlo) casi se despedía de sus dedicaciones culturales. Algunos de estos escolanos -con su director y el organista- estuvieron hoy en el coro de la iglesia de Fíos, interpretando algunas brillantes páginas de música sacra; les acompañó la soprano Vanessa del Riego con piezas como el "Pie Iesu", texto del dístico final del "Dies irae" del Requiem de Fauré.

Nada se le quedó atrás, desde el Paleolítico hasta la Romanización, desde Pelayo a Jovellanos, desde Guadalete a Covadonga, desde Favila a Frassinelli; sin olvidarse de mil temas relacionados con el Medio Ambiente, paisajes, ecologismo y muchos otros.

Academias, monasterios e iglesias, política, Bellas Artes…nada le era ajeno y se involucró en traer al antiguo Monasterio de San Pedro a multitud de eruditos en todas las materias. En su despedida de hoy no faltaron algunos de esos ponentes, acompañando a su familia, la cual se vio arropada también por muchos amigos, compañeros y vecinos.

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No llegó a ver Dulce la rehabilitación que está prevista para esta escuela de Fíos y -ella misma- se involucró mucho en que algún día sea una realidad.

Con 67 años, la siempre amable y sonriente Dulce María Prida, descansa en su Fíos del alma, por el que tanto trabajó. Sólo la muerte acaba con los seres que se aman, pero nunca con el recuerdo de cuanto fueron. Un día la ausencia se ampara en aquello que fue vida y parte de nosotros mismos, quedando obligados a caminar con la evocación y la añoranza de quienes nos precedieron.

Francisco José Rozada Martínez -Cronista oficial del concejo de Parres- (20 de febrero de 2020)