Aguinaldo en Cazu-Sellañu, Ponga
El aguinaldo, una tradición ancestral en la parroquia pongueta de Cazu, es otro de los daños colaterales de la despoblación de los pueblos, de eso que se llama el éxodo rural. El domingo, como manda la tradición, los mozos salieron a pedir el aguinaldo a caballo. Eran seis mozos solteros, uno casado y el gaitero. Este año, por primera vez, pidió un casado, Alberto Fernández, que se sumó a la comitiva para animar a otros y evitar que la tradición se pierda.
Los jinetes salieron pasadas las once de la mañana de la localidad de Sellañu, rumbo a Cazu, allí les esperaban los vecinos que viven todo el año y pocos de los que vienen los fines de semana, porque la meteorología no animaba mucho. En Cazu sumaron los primeros euros de la jornada que concluiría por la tarde-noche después de pedir en Ambingue, Los Lladeros, Priesca, Tribiertu y Sellañu.
Hace años, cuando salían a caballo hasta treinta mozos «llegábamos a juntar 4.000 euros», recordaban en Cazu con nostalgia. Todo lo que se recauda el día del Aguinaldo se destina a pagar la cena y la fiesta que tendrá lugar el próximo sábado, 17 de febrero, en la que participarán los mozos y les moces. Esa noche animarán la verbena en Sellañu “Pamela” y “Aroma”.
Abrir el Aguinaldo también a los casados no es la única iniciativa para evitar que se muera la tradición, «también podrían participar les moces», aseveraba uno de los que lleva años participando.
Cesáreo Llera entrega el aguinaldo al tesorero.
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Oscarín a la gaita y Celestino Roza cantando una ranchera.
