Opinión

El autoconfinamiento de Sobrefoz

Los que solemos esbabayar con artículos de opinión en la prensa asturiana, tenemos el defecto de hablar siempre de las principales ciudades de la región, que es donde reside el mayor número de gente y nos olvidamos de los pueblos pequeños y de los núcleos rurales con el pretexto de que apenas pasa nada.

Además en una publicación semanal como la que acoge mis opiniones, la información comarcal y de los concejos es abundante y siempre da pie para expresar algún punto de vista como el que ahora les voy a relatar. Seguro que los lectores de EL FIELATO y EL NORA conocen perfectamente la problemática de la que voy a hablar, pero no me resisto a hacerlo para que sea compartido con otras personas que a través de las redes sociales puedan saber de qué se trata.

Es de justicia, pues, felicitar a los vecinos de Sobrefoz por su comportamiento y hacer llegar a quienes residen en las pequeñas poblaciones asturianas el ánimo de quien teniendo los medios de las ciudades importantes, a veces hace dejación de sus obligaciones pensando que están a salvo de todo, porque tienen el hospital a tiro de piedra.

Me refiero, en concreto, al pueblo pongueto de Sobrefoz, donde a finales del pasado mes de septiembre, se produjo una importante cascada de positivos en coronavirus, lo que obligó a los vecinos a autoconfinarse en sus casas, a cerrar los bares y a suspender las clases en el pueblo.

La decisión de los habitantes de Sobrefoz que voluntariamente se recluyeron en sus domicilios para tratar de evitar más contagio fue muy ejemplar desde el punto de vista de cómo encarar la pandemia, pero también por el deseo de todos de que los malos resultados de los análisis no pusieran en peligro vidas humanas.

Afortunadamente, los casos se fueron recuperando y Sobrefoz volvió a la normalidad y dando un ejemplo a los habitantes de las grandes ciudades asturianas de que cuidándose entre todos y siguiendo las medidas de seguridad recomendadas por los expertos, una mala no se convierte en una peor, sino  que puede remontarse.

Sirva esta circunstancia para reflexionar sobre los escasos recursos de los que disponen los pueblos pequeños y los núcleos rurales para hacer frente de manera decisiva a los efectos de un virus excesivamente contagioso y que ha causado ya demasiados muertos.

Es de justicia, pues, felicitar a los vecinos de Sobrefoz por su comportamiento y hacer llegar a quienes residen en las pequeñas poblaciones asturianas el ánimo de quien teniendo los medios de las ciudades importantes, a veces hace dejación de sus obligaciones pensando que están a salvo de todo, porque tienen el hospital a tiro de piedra. Si cundiera el ejemplo de este pueblín del concejo de Ponga, en toda España, a los mejor hacíamos descender la curva de la pandemia a niveles más tolerables. Enhorabuena.