El Camino del Norte
«Hay parejas que están a punto de separase, padres a los que se les ha suicidado un hijo, gente que se está desenganchando de las drogas... Cada peregrino que hace el Camino tiene una historia», asegura Serena Barban, italiana –de Castelfranco Véneto–, licenciada en Sociología, que está haciendo una tesis sobre el Camino del Norte y lleva unos días en la Comarca de los Picos de Europa empapándose de todo lo que tenga que ver con la figura de Santiago, como las fiestas de pueblu de San Justo, en Villaviciosa, donde se sorprendió con la imagen del Santiago “matamoros” que sacan cada año en procesión; o la de Vis, en Amieva. Pero donde más información recopila la peregrina italiana es en los albergues. Empezó en los de Deba y Bilbao, en el País Vasco; estuvo de hospitalera en el de Güemes, en Cantabria, «un albergue del que deberían copiar muchos», apunta, y estos días recorre los de nuestra zona, como los de Cuerres o Priesca.
Serena también tiene su historia, es una enamorada del Camino de Santiago, del Francés, que completó y estudió, y también del Camino del Norte, menos conocido y publicitado, de hecho, en el recorrido y en los cientos de encuestas que hace a los caminantes se ha dado cuenta que «el Camino de los peregrinos no es el mismo que el de la iglesia y los políticos», asegura. Tramos mal señalizados, poca limpieza y, también, una cosa curiosa que sorprende a los peregrinos, las iglesias cerradas, lo que hace prácticamente imposible las visitas a la mayoría.
Serena presentará la tesis sobre el Camino del Norte el próximo mes de febrero en Italia y allí tendrá EL FIELATO a una enviada especial.
Serena Barban en San Antolín (Llanes).
