ESPINARÉU

«Cuando faltemos los vieyos se acabaron les ablanes y se acabaron los pueblos»

Rosa Fernández y Pepito Cardín son de los pocos cosecheros de avellanas que quedan en Piloña

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Las avellanas y los pueblos de Piloña

 

Rosa M. Fernández y su marido, Pepito Cardín Espina, llevan recogiendo ablanes desde que tienen uso de razón. Ella, con 90 años y él, que cumplirá 83 en diciembre, estarán el domingo en el Festival de Infiesto con unos cuantos sacaos de ablanes, como llevan haciendo cada año desde hace décadas.
EL FIELATO estuvo con ellos el viernes en Espinaréu escoyendo una maconada «porque antes de bajales a Infiestu hay que hacerles una buena limpia, pa que no quede ninguna picada, con agujeru», apunta Pepito.

El matrimonio, a quienes ayuda su hijo, Pepe, es la fotografía fiel y real de los cosecheros de ablanes: gente mayor, de la que aún queda en los pueblos, que sigue cosechando, más por amor propio y por cariño a la tierra, que por el dinero que van a sacar.

«Antes no quedaba ni una en las plantas ni en los praos, lo mismu que les castañes, pero ahora..., ahora da pena ver como tou se vuelve monte. Cuando faltemos los vieyos se acabaron les ablanes y se acabaron los pueblos», se lamentan los dos, que vivieron aquellos años buenos, cuando la práctica totalidad de la cosecha de avellana de Piloña terminaba en Cataluña, lo que generaba riqueza en la zona rural del municipio. Pero aquello es historia, y desde entonces las avellanas han ido a menos, como los pueblos, por muy buenas palabras que todos los años tengan los políticos desde el templete donde se entregan los premios. «De les ablanes y de los que les coyemos solu se acuerdan pal Festival».

A pesar de todo, el domingo en Infiesto se venderán unas cuantas toneladas de avellanas. Las de Rosa y Pepito suelen ser de las más demandadas, porque las de Espinaréu tienen la fama bien ganada. «Les plantes aquí están cerca del ríu y eso les vale muchu. Son ablanes de buen tamañu, sabroses y jugoses» aseguran los veteranos cosecheros.

Este año las avellanas se venderán a 7 euros el kilo, precio que ya se estableció la pasada edición del Festival.