«El cultivo del avellano presenta inmensas posibilidades en Asturias»

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photo_camera Ana Campa y Juan Ferreira.

La situación de partida para la recuperación del cultivo del avellano es inmejorable. Lo dice el investigador del Serida Juan José Ferreira, autor junto a las biólogas Ana  Campa y Mercé Rovira del libro “El avellano en Asturias: diversidad genética local y guía para su cultivo y recuperación” que se presentó el viernes en Infiesto, en el marco del 49º. Festival de la Avellana.

La publicación proporciona datos sobre las características, diferencias y comportamiento de las variedades locales de avellano y se constituye como una guía de referencia para el diseño de futuras plantaciones o la modernización de las ya existentes. «Se trata de poner sobre la mesa el conocimiento acumulado para manejar cultivos modernos y adaptados al siglo XXI», insistió Ferreira durante la presentación. Esta “biblia” del avellano proporciona consejos útiles para la preparación del terreno, el mantenimiento de la parcela la poda o la recolección del fruto.

Tenemos un material único, con identidad propia, muy diferente al turco, al catalán, al francés o al del resto del mundo

El investigador del Serida confirmó que las variedades de avellana asturiana presentan una buena adaptación a las condiciones agroclimáticas locales aspecto que, sumado a una elevada proporción de almendra frente a la cáscara, las convierten en un producto “muy apetecible para las empresas alimentarias”. Ferreira insistió en que «tenemos un material único, con identidad propia, muy diferente al turco, al catalán, al francés o al del resto del mundo» que es necesario diferenciar y poner en valor. «Las características nutritivas son extraordinarias, ricas en aceites sanos, en calcio, en vitaminas», enumeró.

El biólogo confirmó que el cultivo del avellano en Asturias presenta «inmensas posibilidades» pero requiere de una profesionalización en el manejo y unos cuidados que garantices una producción rentable y sostenible. «Falta iniciativa por parte de los productores», aseveró Ferrera, quien recordó que hace siglos Asturias era uno de los principales exportadores de avellana.

Atendiendo a criterios como la resistencia frente a plagas y enfermedades o a su buena adaptación al medio los autores del libro identificaron hasta once variedades como las más prometedoras: Amandi, Casina, Espinaredo, Quirós, Forcinas, Llananzares, Llanos, Priero, Pumares, Robriguedo y Taranes. Unas variedades que el Serida no vende sino que pone a disposición de los viveros autorizados.