Opinión

Esta vez no cuela

La última vez que escribí aquí, al parecer las redes que no visito nunca, se volvieron locas diciendo que se veía a la legua que yo votaba a Vox, o a los fascistas de izquierdas y derechas y no sé cuántas otras idioteces más. Yo hace años que no voto, pero a quien votan los españoles se ve en las urnas y así les va. Esto aclarado, voy a lo mío.

La gestión de esta crisis en todo el mundo está siendo desastrosa la mayor parte del tiempo, porque los problemas vienen de lejos: sistema sanitario mal cuidado y peor sostenido, clanes de sabios profesores que se enfrentan ideológicamente, economías frágiles que dependen de los servicios o del dinero negro, industrias deslocalizadas, sistemas políticos oportunistas, y ciudadanos infantilizados e irresponsables que critican cualquier acción si proponer nada nuevo.

Al virus le gustan los pobres de los países ricos que están gordos y padecen diabetes, los viejos y los crónicos de cualquier enfermedad. El microbio ignora a los jóvenes en general y a los de clase media alta en particular con buena higiene de vida.

El resultado es un glorioso sálvese quien pueda con mascarillas o sin mascarillas, con vacunas o sin, con medicamentos y respiradores o sin, con confinamiento o sin, con prudencia a sin y así hasta el infinito.

Los médicos dicen no saber gran cosa de esta gripe porque es nueva. Al parecer no se sabe por qué algunos la padecen más que otros. Pero visto desde el sofá tampoco parece tan rara: al virus le gustan los pobres de los países ricos que están gordos y padecen diabetes, los viejos y los crónicos de cualquier enfermedad. El microbio ignora a los jóvenes en general y a los de clase media alta en particular con buena higiene de vida. O sea, una enfermedad como cualquier otra que, salvo el cáncer, suele elegir guerras que puede ganar.

Ante tanta banalidad no valen medios sofisticados: lavarse las manos con agua y jabón y mantener las distancias. Ya. Pero es poco para nuestros mandatarios que a golpe de estados de alarma han sumido en la miseria a unos cuantos de los ya citados que no se contagiaron pero que van a morir de hambre, o de alguna otra enfermedad común a los grupos de riesgo.

Lo peor es que Europa ve a Italia y a España no como alumnos desobedientes, sino como alumnos incapaces, en pleno fracaso escolar

En medio de esta histeria colectiva y de ineptitud manifiesta, los países que están en la peor de las bancarrotas piden a Europa que les dé liquidez para salir de la crisis, sin muchos argumentos salvo porque sí, porque lo valen. Lo que pasa es que son reincidentes, siempre dicen que será la última vez y recaen. Los austriacos, los holandeses, los daneses levantan la ceja ante tal despropósito, ayudados por los europeos del Este, países pobres que no quieren perder ayudas y que han gestionado mejor la crisis que los grandes países europeos, eso golfos presuntuosos que atribuyen a los demás los males propios sin ningún examen de conciencia ni actos de contrición.

Lo peor es que Europa ve a Italia y a España no como alumnos desobedientes, sino como alumnos incapaces, en pleno fracaso escolar. Los europeos del norte consideran a España e Italia como malos gestores, dispuestos a no reformar el mercado del trabajo a pesar de tener tasas de paro escandalosas o de garantizar poder adquisitivo a todo quisqui gracias al bolsillo europeo. Y esta vez no cuela. Vamos a mendigar mucho tiempo y no va a valer dar lecciones de moral. Que, si con la moral se comiera, Sánchez y sus compinches ya se habrían muerto de hambre hace meses.