Opinión

El fin de la esclavitud

Están a punto de cumplirse diez meses desde que Asturias decidiera un nuevo gobierno en la comunidad autónoma y un presidente distinto del anterior, aunque del mismo partido. Y dentro de poco se celebran los tres primeros meses desde que un gobierno progresista de coalición dirige los destinos de España. Por tanto, como dicen los astrónomos está teniendo lugar una conjunción de factores y de planetas que posibilitarán la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores a sueldo en un contexto de preservación de los derechos sociales que pregonan todas las partes con mando en plaza por elección popular.

Y es en este ámbito donde, con la fuerza planetaria de la que antes hablaba, se debe de poner fin a los abusos de las empresas contra los trabajadores y a la necesidad de abolir prácticas empresariales muy lejos de los estándares del siglo XXI, iniciada la segunda década.

Me refiero a la situación laboral de los trabajadores y representantes sindicales del hotel de la Reconquista, que han pasado por un calvario de penalidades, al que no fue ajeno el Gobierno ‘socialista’ anterior, que, si no cambian las cosas de la noche a la mañana, sigue detentando la mayoría accionarial en el antiguo hospicio de la ovetense calle de Gil de Jaz.

El hotel de la Reconquista es un referente turístico no solamente en Asturias, sino en prácticamente todo el territorio nacional, por la influencia que tiene el acogimiento entre sus paredes de los acontecimientos más importantes de la vida política, cultural y social de esta región. Y no se puede tirar por la borda ese prestigio, a causa de un mal entendido concepto de las relaciones laborales.

Aprovechemos que, de momento, existe una reconfortante paz social, para solicitar que los litigios anteriores en los que se puso de manifiesto el ordeno y mando de la Gerencia del establecimiento se solventen por la vía habitual de las relaciones laborales en una democracia con derechos sociales y sindicales. No es de recibo que la publicidad del hotel tenga tintes negativos en cuando a la preservación de los derechos de todos.

Papel fundamental en esta labor la debe desarrollar el dueño de las perras, en este caso el accionista mayoritario que es el Gobierno del Principado para que los conflictos existentes se solventen de la manera más racional posible y que los trabajadores y sus representantes no padezcan los malos humores de quienes están obligados a bailar con la más fea con la mejor de sus sonrisas.

Y es que el hotel de la Reconquista es un referente turístico no solamente en Asturias, sino en prácticamente todo el territorio nacional, por la influencia que tiene el acogimiento entre sus paredes de los acontecimientos más importantes de la vida política, cultural y social de esta región. Y no se puede tirar por la borda ese prestigio, a causa de un mal entendido concepto de las relaciones laborales.

Dejemos a un lado las pifias del anterior gobierno y de la gerencia. Ni está Javier Fernández al frente del Principado ni el consejero vinculado al Turismo es Graciano Torre. Son otros tiempos, que debemos abordar con mirada limpia, objetivos claros y futuro halagüeño. Y en este nuevo panorama hay que proclamar, de una vez por todas, el fin de la esclavitud. A ver si entre todos logramos este propósito. Asturias se lo merece.