El cocinero Manuel Sánchez se especializa en la cría de pitas exóticas

Gallinero de campeonato en Coviella

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photo_camera Manuel Sánchez con un ejemplar de Wyandotte en Coviella.

Las gallinas más exóticas viven en la localidad canguesa de Coviella. Allí, el cocinero Manuel Sánchez Blanco cría desde hace más de dos años razas como la “Pekín Bantam”, natural de China y caracterizada por su escaso tamaño y un exuberante plumaje o la “Araucana”, originaria de Chile y famosa por dar unos huevos azules, supuestamente bajos en colesterol.

En total, Sánchez suma cuarenta aves reproductoras entre las que no faltan especies como la “Wyandotte” de Estados Unidos pero sin olvidar representación autóctona: la pita pinta es la reina de su gallinero de Coviella.

Entre manos tiene además un reto: conseguir que nazcan pollitos de emú de los tres huevos que tiene en la incubadora. La especie, nativa de Australia, se parece mucho al avestruz y alcanza en su edad adulta un tamaño superior al metro y medio de alto. “Los huevos de emú son verdes como de dragón”, describe el joven, con domicilio en Arriondas.

El cocinero, de 27 años de edad, asegura que siempre sintió fascinación por las aves. Sin embargo, no fue hasta 2017 cuando se decidió a montar un gallinero en una finca familiar de Coviella, animado por un amigo. “Primero hicimos una incubadora con un cajón de madera, un ventilador y un termostato.  Conseguimos por Internet huevos de Pekín Bantam y, de los cuarenta que adquirimos, se lograron treinta y dos”, narra.

La experiencia fue tan satisfactoria que el parragués se animó a seguir aumentando la colección. “Lo que busco son aves guapas de raza y distintas, que llamen la atención”, insiste. “Quien quiera puede venir a verlas”, invita el cocinero, que también siente predilección por los huevos de codorniz porque “suponen un manjar delicioso aunque poco valorado por la gente”.

Sánchez quiso participar el pasado verano en el concurso nacional de avicultura de Caravaca de la Cruz pero según cuenta no le llegaron a tiempo los permisos requeridos para trasladar las aves. El pasado mes de febrero mandó algún ejemplar a la prueba de Alba de Tormes a través de miembros de la Asociación de Criadores de la Pita Pinta Asturiana,  de la que es socio. Y su intención es la de seguir mejorando las razas para ganar algún premio en los distintos campeonatos que se celebren una vez concluya el estado de alarma.