Vuelve el mercado semanal de Pola de Siero
«Había muchas ganas de volver». Fue la frase más repetida entre vendedores y clientes a lo largo de la mañana del martes en el regreso del mercado semanal de La Pola, que lo hizo con rigurosas medidas de seguridad para cumplir la normativa sanitaria y la vigilancia de varios agentes de la Policía Local para que la jornada transcurriera sin incidencias. El buen tiempo contribuyó a que desde primera hora se notara la concurrencia y en algunos puestos incluso se formó cola. «Estoy acostumbrada a consumir productos ecológicos y lo echaba de menos, durante estos dos meses se me hizo raro tener que comprar en el supermercado, no es lo mismo», señalaba Amparo Díaz, una de las clientas más madrugadoras.
Mascarillas y distanciamiento entre compradores y vendedores.
En total se instalaron en los aleros de la plaza de abastos y sus aledaños 32 puestos, 27 de productos de excedentes de la huerta, dos menos de los que inicialmente habían confirmado su presencia, y otros 5 con licencia de venta ambulante, una frutería, un puesto de encurtidos, frutos secos y golosinas, una floristería, un puesto de venta de fabes y otro de plantas medicinales.
«Hacía falta volver a trabajar porque fue demasiado tiempo sin actividad, pero también se hace raro; no todos estamos en el mismo sitio de siempre y toca acostumbrarse poco a poco a la nueva situación porque irá para largo»
La normativa actual obligó al Ayuntamiento a modificar las condiciones habituales de celebración del mercado, por lo que se fijaron itinerarios unidireccionales con pegatinas en el suelo para evitar aglomeraciones, el espacio para cada vendedor se limitó a metro y medio, señalizado con vallas, y la distancia entre puestos fue de 2,5 metros. También se reguló la distancia con los clientes, marcada en el suelo, que fue de 2 metros y además de guantes y mascarillas muchos de los puestos pusieron a disposición gel hidroalcohólico.
Los excedentes de la huerta fueron los reyes del resucitado mercado semanal.
Otra de las premisas fundamentales para mantener la seguridad fue que la clientela no manipulara ni entrara en contacto con los productos en ningún momento, por lo que fue habitual ver a los vendedores entregando la mercancía directamente en las cestas o carros. «Hacía falta volver a trabajar porque fue demasiado tiempo sin actividad, pero también se hace raro; no todos estamos en el mismo sitio de siempre y toca acostumbrarse poco a poco a la nueva situación porque irá para largo», señaló resignada una de las vendedoras.
Las vendedoras con mascarillas y guantes.
Todo el mundo respetó el itinerario, los turnos y la distancia de seguridad.
Entre los vendedores también los había que, además de la mascarilla, llevaban careta protectora.
Tras la jornada del martes en La Pola, El Berrón recuperaba su mercado semanal el jueves y el viernes lo hará Lugones.
En la cita de El Berrón participaron tres puestos, dos de frutos secos con licencia de venta ambulante y otro más de excedentes de la huerta.
En El Berrón, hoy jueves, hubo tres puestos.
