OPINIÓN

La intencionalidad

Pongo por caso el hecho de que pocos saben que en el Ayuntamiento de Ribadesella sólo el PSOE entrega el 25 % de sus dietas a la partida de Emergencia Social

 

Supongamos que la carrera política se haya convertido en eso que busca el beneficio propio; y que el ideal de trabajar al servicio del ciudadano ya casi nadie se lo cree.  La democracia, en mi modesta opinión,  nos ha educado de una determinada manera y nos obliga a percibir el mundo de un modo distinto al que se percibe en otras circunstancias políticas. Del mismo modo no sería desorbitado suponer que contar lo que ocurre es un ejercicio de honestidad y no practicar de ese ejercicio tiene efectos perversos.

Pongo por caso el hecho de que pocos saben que en el Ayuntamiento de Ribadesella sólo el PSOE entrega el 25 % de sus dietas a la partida de Emergencia Social; y de igual manera pocos saben que la famosa “Aula joven” se aprobó con la apertura de una partida presupuestaria de todos los partidos políticos. 

Pero, más evidente de lo que digo es la forma de referir los hechos sobre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que anula la sentencia que consideraba nulo el acuerdo plenario del 24 de abril del 2014, referente a la gestión del Centro de Mayores de la Pantera Rosa, moción aprobada por el PSOE, PP e IU. La moción es, según sentencia del tribunal, perfectamente legal y deja claro que dicho acuerdo plenario no es constitutivo de infracción penal, como muchos se empeñaron en hacernos creer.

¿Qué les pasará a todos los que despotricaron contra los concejales, aquellos que hablaron sin fundamento, quienes ni se tomaron la mínima decencia de comprobar la verosimilitud de lo que se decía contra ocho concejales? ¿Qué tienen que decir al respecto? La manera de contar lo que acontece siempre ofrece variaciones que en muchos casos rozan la intencionalidad aviesa, y resulta preocupante cuando  los medios para difundir los hechos pasan por ser la casta de opinión que además genera opinión de casta. Insisto, la democracia nos ha obligado a percibir y contar la realidad de una manera determinada: justa, igualitaria, transparente…