TURISMO

«Vamos a echar de menos a los ponguetos»

Llegaron a Ponga en 1989 y se jubilan tras llevar la gestión de la Casona de Mestas durante más de dos décadas

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Se jubilan los regentes de la Casona de Mestas de Ponga

 

Nieves Uzal y Jorge González no son ponguetos, pero casi. Desde luego, han vivido en Ponga más que muchos que sacan pecho y presumen de ser de aquel concejo tan peculiar.

Nieves y Jorge llegaron al Hotel Las Mestas de Ponga en 1989, cuando el hostelero Vicente Cosío se hizo cargo del Hotel de Aguas Termales, propiedad del Principado de Asturias. Nieves, natural de Cangas del Narcea, se vino a la otra punta de la región tras pasar por Oviedo, donde trabajó en la cafetería Zaycor, de Ciudad Naranco. Jorge lleva en esto de la hostelería desde los 17 años. Cabranés, de la localidad de Iría, pasó por el Seminario de Oviedo, fue profesor de autoescuela, sacristán en Covadonga y camarero en El Peregrino del Real Sitio antes de unir su camino profesional al de Nieves. Los dos se hicieron cargo de la gestión del hotel pongueto en el año 1995 y el próximo 31 de diciembre se despedirán del edificio en el que han trabajado y convivido miles de horas durante estos casi 30 años. «Vamos a echar de menos a los ponguetos», es lo primero que se les viene a la cabeza cuando se les pregunta a ambos por lo que van a hacer a partir del 1 de enero, «pero también a muchos clientes, porque hay clientes de la Casona que empezaron a venir en 1989 y siguen repitiendo desde entonces, y por supuesto que aquí dejo buenas amistades, a las que espero poder venir a ver a menudo», asegura Nieves.

Vivir del turismo en Ponga no es ninguna bicoca, «a Ponga hay que venir, no es una zona de paso y aunque desde que somos Parque Natural suena más, sigue siendo un territorio desconocido para la mayoría. Mira, hay muchos turistas que llegan aquí porque se pierden o porque se equivocan y no son los primeros que paran, preguntan y se muestran sorprendidos por no haber oído hablar nunca de un lugar tan espectacular como este», asegura Nieves, para quien «desde el Principado debería de hacerse un esfuerzo mayor para promocionar una maravilla como ésta».

Tanto Jorge como Nieves creen que la declaración de Reserva de la Biosfera ayudará a que Ponga sea más conocida pero  coinciden en que es necesario ofrecer más servicios a los turistas. «Confío que la Asociación de Hosteleros del concejo siga trabajando unida porque aquí hace falta unirse y remar todos en la misma dirección», apunta Nieves, que apostó por el asociacionismo desde el primer momento, incorporando La Casona a la Asociación de Hostelería de Asturias y siendo ella también una de las integrantes del Club de Guisanderas de Asturias.

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Nieves Uzal y Jorge González.

¿Y La Casona?

Eso se preguntan en Ponga, qué va a pasar con La Casona cuando el próximo 31 de diciembre Nieves y Jorge cierren. ¿Cuándo volverá a abrir? ¿Quien lo va a gestionar?... De momento son preguntas sin respuesta. Las personas que lo han gestionado estos últimos 30 años confían que el negocio no esté cerrado mucho tiempo, «nos daría pena verlo cerrado, esperamos que se agilice la concesión y pronto esté de nuevo atendiendo al público»,  apuntan los dos.

Desde el Ayuntamiento, la alcaldesa también confía en que el Principado, propietario de la instalación, evite que haya una transición larga y que la concesión se adjudique lo antes posible.

La Casona de Mestas cuenta con 14 habitaciones dobles, zonas comunes, cafetería y un amplio comedor acristalado a modo de invernadero. El hotel lo componen un conjunto de edificios que terminaron de ser restaurados en 1986 a los que se suma una zona de aguas termales, que ha sufrido varias reformas no muy afortunadas. «La zona de los baños termales quizás sería donde el Principado debería de invertir, para mejorarla y que los nuevos concesionarios pudiesen explotarla mucho mejor. Tiene muchas posibilidades, pero necesita una mejora», confiesa Nieves.

En las próximas semanas los hosteleros ponguetos despedirán a sus compañeros con una comida de hermandad que está aún por fechar.