OPINIÓN

Noviembre

La Festividad de Todos los Santos comenzó a celebrarse en el siglo VII.

En el primitivo calendario romano, el llamado calendario de “Numa”, el año comenzaba en marzo y, por tanto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre ocupaban los lugares séptimo, octavo, noveno y décimo. Derivan de los números cardinales: septem, octo, novem, decem con la terminación  -ber, que muchos dicen tomada de imber (lluvia), por ser estos los meses lluviosos en el clima mediterráneo. El cambio del calendario del rey Numa Pompilio -para que el año empezase en enero- se hizo en la época de las guerras celtibéricas, a mediados del siglo II antes de Cristo, puesto que la temporada hábil para la guerra empezaba con la primavera y, como los generales que dirigían las campañas bélicas eran nombrados por el Senado a principios de año, o sea en marzo, mientras llegaban al campo de batalla ya estaba la estrategia medio decidida y era más difícil realizar los planes. Así, el comienzo del año se trasladó a enero.

Días destacados:

Día 1.- Festividad de Todos los Santos. Comenzó a celebrarse en el siglo VII, pero no sería hasta mediados del siglo IX cuando el papa Gregorio IV extendió la celebración a toda la Iglesia en el primer día de noviembre.

Día 2.- Memoria y conmemoración de todos los fieles difuntos.

Aunque en algunos países -como es el caso de España- suele acudirse a los cementerios el día anterior (aprovechando que siempre es festivo), el día propio de los difuntos es el 2 de noviembre. En Arriondas, hasta la década de los años 60 del pasado siglo, se tañían las campanas de la parroquia durante toda la noche del 1 al día 2, como señal de memoria, honra y respeto a todos cuantos yacían en los mansos parroquiales de la cercana necrópolis. 

Día 9.- Arriondas celebra el XXIV Certamen de la Castaña y Productos de la Huerta; una muy agradable y atractiva fiesta que nació por iniciativa del  grupo Amigos de Parres y que, después, pasó a organizar el Ayuntamiento de Parres. Un certamen ya consolidado en el calendario otoñal del oriente asturiano. En la misma jornada se dará el oportuno pregón, se rendirá homenaje a los paisanos del año y se entregará el premio al Pueblo Ejemplar de Parres, en su segunda edición; además de otras variadas actividades.

Día 11.- San Martín de Tours, único patrono y titular de la Parroquia de Arriondas. Mencionado ya hace más de seis siglos, cuando la parroquia tenía su sede en Cuadroveña (al lado del cementerio)

Natural de Hungría y obispo de la francesa ciudad de Tours en el lejanísimo siglo IV, este santo echó buenas raíces en Asturias, puesto que es también el patrono de otras cincuenta y ocho parroquias en toda la archidiócesis. 

No olvidemos que en nuestro concejo también tenemos la iglesia de San Martín, del siglo XVI, próxima a Llames de Parres, construida con materiales procedentes del monasterio de monjas benedictinas de San Martín de Excoto (así aparece escrito en todos los documentos) cuya comunidad fue disuelta por la Mitra ovetense debido a la vida relajada y poco edificante a la que llegaron sus moradoras. Éstas fueron reubicadas en el monasterio de Sta. María de Villamayor que, a su vez, acabó de idéntica forma y todas sus monjas fueron trasladadas en 1530 al monasterio de San Pelayo de Oviedo. Esta joya del patrimonio parragués fue restaurada con ayuda de los vecinos en 1985 y declarada Monumento Histórico Artístico Provincial.

Día 30.- San Andrés. Lo citamos por su relación con nuestro concejo. Próximo al Pilanegru -lugar muy cercano a Arriondas, en la zona de la antigua fábrica Mantequerías Arias, hoy Quesería Lafuente-  desde 1665 había una capilla dedicada  a los santos Emeterio y Celedonio, siendo San Andrés el de menos devoción de los tres.

Se celebraban en el lugar -dependiente de la parroquia de Pendás- las fiestas de los dos primeros el día 3 de marzo, y la de San Andrés el 30 de noviembre, con feria de ganado incluida. Destruida la capilla en el año 1937, nada queda de la misma ni del pequeño edificio anejo que tenía, vivienda del mayordomo y casa de novenas. Casi tres siglos y medio después al menos al lugar le quedó el topónimo de San Andrés.