MARIJE AMIEVA

Quesería Vega de Tordín

Modernidad y tradición no están reñidas

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Me decía hace unos años mi amigo Juan José Corrales, ex alcalde de Siero,  que las cosas siempre suceden por alguna razón que se nos escapa. En aquel momento me había escornado en las escaleras del metro de Londres y tuve que regresar a Arriondas, con muñeca y tobillo partidos, perdiendo una oportunidad laboral magnífica. Hace casi cuatro años la quesería de Fermín Cotera y Dorita Díaz, de reciente construcción, quedo totalmente destruida después de que reventase el canal que abastece de agua la central eléctrica de Arenas de Cabrales. La catástrofe abría una etapa muy dura para la familia, básicamente porque los jóvenes no estaban por la labor de seguir elaborando queso. Pero Dorita se empeñó, y contra viento y marea, apostó por el Cabrales. No sólo levantó de nuevo una quesería, sino que realizó una inversión millonaria para mecanizar el establo, operación que casi nadie veía con buenos ojos en el seno de la familia. Abrían hace menos de un año unas instalaciones robotizadas, diseñadas para recibir visitas.

El pasado domingo la Quesería Vega de Tordín, su empresa, se proclamaba ganadora absoluta del Certamen del Queso Cabrales. Se alzaban con el premio al Mejor Queso y también al Mejor Lote. Dos horas de subasta histórica en la que  su queso batió récord: 11.000 euros por la mejor pieza de Cabrales. Nunca se habían pagado mas de 4.000 y pico, que yo recuerde.

Nada de esto hubiera sido posible sin el empeño de Dorita, y sin el esfuerzo de Fermín, Vicente e Isa, ayudada por su pareja Borja. Hasta la primogénita, Marta, profesora en Gijón, su marido Fernando “Ture” y los peques Ángela y Martín arriman el hombro. Su triunfo no solo me hace inmensamente feliz porque los quiero, sino también por lo que representa. Un queso que sale de unas instalaciones automatizadas puede tener una calidad excepcional, es decir, los ganaderos pueden gozar de una mejor calidad de vida sin alterar el resultado del producto. Modernidad y tradición no están reñidas. Me alegra igualmente porque han dejado claro que un queso de Arenas también puede ganar el Certamen, incluso elaborándose sólo con leche cruda de vaca y madurando en una cueva a poca altitud. Tenia razón Juanjo Corrales: las cosas no suceden porque si. De aquellos lodos, estos premios. Enhorabuena, familia.

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