Sobran razones para redescubrir Asturias
Para disfrutar de más de doscientas playas paradisiacas, senderos con vistas panorámicas poco transitados y la mejor oferta cultura y gastronómica no hace falta recorrer cientos de kilómetros ni sufrir “jet lag”. Todas estas prestaciones y muchas más se encuentran en Asturias, un destino que por cercano muchas veces se queda sin explorar. Estas vacaciones se perfilan como el momento ideal para dedicar unos días a descubrir la “tierrina”, que según Greenpeace tiene la costa mejor conservada de España: en sus más de trescientos kilómetros de extensión hay desde arenales con todos los servicios como los del entorno de Gijón o Ribadesella hasta pequeñas calas escondidas donde descansar tranquilamente, pegarse un chapuzón y captar instantáneas únicas.
Santa María del Naranco, una de las joyas del Prerománico Asturiano.
El abanico de posibilidades para los amantes de la aventura es amplio, con siete Reservas de la Biosfera -reconocidas por la UNESCO- donde recuperar el aliento que nos ha quitado el confinamiento. Los más avezados pueden optar por ascender a la cumbre del Macizo de Peña Ubiña. Hacer la ruta del Cares entre Caín y Poncebos, en pleno corazón de los Picos de Europa, o pasear entre las más de quinientas cabañas que atesora el parque de Somiedo para contemplar sus característicos “teitos” son dos buenos planes, como también lo es perderse por las reservas de Redes o Fuentes del Narcea con el fin de conocer los últimos refugios de especies tan emblemáticas como el urogallo o el oso pardo. Para profundizar en conocimientos etnográficos está la de Osco-Eo, que conservar el mayor número de molinos, mazos y batanes en activo de Asturias y donde es posible ver en acción a los ferreiros, quienes junto con cunqueiros o tixileiros forman parte de una cultura en peligro de extinción.
El último parque en sumarse a este selecto club de las Reservas de la Biosfera ha sido el de Ponga, famoso por atesorar algunos de los bosques mejor conservados de la Península Ibérica, como los hayedos de Peloño.
De obligado cumplimiento es la visita a los monumentos del prerrománico asturiano, reconocidos por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad y que cuentan con un centro de interpretación en la ladera del Monte Naranco. A los buques insignia como son la iglesia de San Julián de Los Prados, San Miguel de Lillo y Santa Marina del Naranco en Oviedo se suma una lista casi interminable de templos históricos como el de Valdediós, San Salvador de Priesca, Santiago de Gobiendes o San Andrés de Bedriñana. Otra parada obligatoria son las cuevas asturianas de Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), El Pindal (Ribadedeva), Llonín (Peñamellera Alta), Covaciella (Cabrales), también declaradas Patrimonio de la Humanidad por albergar entre sus paredes valiosísimas muestras de arte rupestre.
Asturias ha participado activamente en la elaboración de los protocolos nacionales de prevención frente al Covid para el sector turístico y concentra el 30% de los sellos “Responsible Tourism” emitidos por la Secretaría de Estado
El Camino de Santiago Primitivo, el asturiano, es otra buena opción. Existe la posibilidad de hacerlo a medida, por etapas, incluso alojándose en hoteles y casas rurales y sin cargar con el equipaje gracias a los servicios al peregrino de Correos. Unos alojamientos que cuentan con la mayor seguridad ya que Asturias ha participado activamente en la elaboración de los protocolos nacionales de prevención frente al Covid para el sector turístico y concentra el 30% de los sellos “Responsible Tourism” emitidos por la Secretaría de Estado hasta el momento, lo cual da cuenta del compromiso de los establecimientos asturianos con la salud de sus clientes y trabajadores. La región, pionera en turismo rural, se posiciona como la mejor apuesta para estrenar “la nueva normalidad” con seguridad.
