Terrorismo farmacéutico

La vacuna AstraZeneca

España y varios países de Europa han paralizado la administración de la vacuna contra el coronavirus AstraZeneca. He de decir que me hubiese gustado que el Principado hubiese tenido más firmeza en este asunto ya la semana pasada, cuando comenzó  a saberse que había casos sospechosos de reacciones entre personas a las que se administró esta vacuna, y no hubiese vacunado con ella durante el fin de semana un buen número de docentes.

La irrupción de esta multinacional farmacéutica anglo sueca en el mercado europeo no solo ha sido lamentable, sino que además ha sido verdaderamente delincuente. Negándose a facilitar las dosis contratadas o vendiéndolas luego a países con mas dinero o que las pagaban a precios muy superiores.

Si las medicinas y todo lo relacionado con la investigación de fármacos fuera considerado sector estratégico y, por tanto, de carácter público y estatal, muchos de los problemas y de los chantajes de los laboratorios serían inexistentes

Pero es que, además de que su eficacia es bastante inferior a la exigible en este tipo de casos para pagar un fortunón por sus dosis, algunas personas vacunadas han sufrido trombos como efecto secundario, lo que no dejar de ser muy peligroso en determinados tipo de pacientes.

Creo que ya escribí alguna vez sobre la desvergüenza de los grandes laboratorios a la hora de hacer efectivo su acuerdo con los países que le compran la mercancía. El caso de AstraZeneca, cuya validez no parece afectar a los mayores de 55 años es sintomático de la especulativa labor que hacen algunas de esas multinacionales, Varios científicos han informado acerca de algunas irregularidades no solo en la gestión de la vacunación, sino en su gestación.

No obstante, ser focos de cierto terrorismo farmacéutico que reduce la salvación de vidas a un enriquecimiento irresponsable de determinados laboratorios al priorizar la ganancia a la extensión de la vacuna, casi tan culpables de esa desidia son los dirigentes de la Unión Europea que han echado el resto en la contratación de las dosis en favorecer al mercado y al libre comercio. Por decirlo de alguna manera y que forma parte del debate mundial sobre la gestión de la Covid-19 la UE ha preferido la economía a la salud. Y eso suele tener efectos muy  negativos en amplias capas de la población, las más vulnerables.

Por eso es importante que las autoridades científicas y políticas se pongan de acuerdo sobre la viabilidad de unas determinadas fórmulas de contratación que ponen en riesgo la vacunación de muchas personas.

Si las medicinas y todo lo relacionado con la investigación de fármacos fuera considerado sector estratégico y, por tanto, de carácter público y estatal, muchos de los problemas y de los chantajes de los laboratorios serían inexistentes. La vida de las personas está en juego.