CANGAS DE ONÍS

Cangas de Onís recupera del olvido general la figura de Federico Ortiz

Benefactor cangués que, entre otras muchas donaciones, sufragó la reconstrucción de la capilla de San Antoniu.

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Seguramente a la gran mayoría de los miles de devotos de San Antoniu no les suene de nada el nombre de Federico Ortiz López, lo mismo que a una inmensa mayoría de cangueses, desconocedores de la historia de su concejo. Los que suban hasta San Antoniu el próximo día 13, descubrirán en la fachada izquierda de la capilla una placa que se descubría el pasado lunes y en la que se puede leer: “En recuerdo de D. Federio Ortiz. Benefactor de San Antonio”.

Federico Ortiz López nació en Cangas de Onís en 1843, en la Calle del Mercáu. Emigró a Cuba de donde regresó enfermo. Federico Ortiz se instaló en Madrid donde abrió el Bazar X, que se convirtió en un negocio de referencia en la capital de España, el primer centro comercial de la ciudad donde se podían encontrar las últimas novedades parisinas, que generaba pingües beneficios a un cangués que, pese a visitar poco su localidad natal, siempre la tuvo en su recuerdo.

Federico Ortiz se convirtió en uno de los grandes benefactores que ha tenido Cangas en su historia, apoyando causas benéficas, ayudando a familias necesitadas y también aportando fondos para obras públicas o recuperaciones de patrimonio, como la reconstrucción de la capilla de San Antoniu, acometida en 1903, que Federico Ortiz sufragó por completo, con 12.000 pesetas de la época (cuando la parroquia decidió reconstruir el edificio tenía 300 pesetas en sus fondos y habían comenzado una cuestación. Cuando se enteró en Madrid, Federico Ortiz aportó el total del dinero necesario).

Libro de Luis Armendáriz

La placa del lunes la descubrían el alcalde cangués, José Manuel González Castro y Luis Armendáriz , autor del libro “Federico Ortiz López y el Bazar X”, editado por el Ayuntamiento de Cangas de Onís, prologado por Paco Pantín y que se presentaba en la Casa de Cultura el mismo lunes.

Armendáriz, pariente lejano de Federico Ortiz, y el Ayuntamiento recuperan así del olvido de la mayoría, la figura de un cangués de pro, que había pasado desapercibido a pesar de que el desaparecido Cronista local, don Celso Diego Soamoano, primero, y Paco Pantín, después, sí habían escrito sobre él.