POR ANTONIO VEGA CIEN

Del abandono de la finca Les Llanes...

El césped que antes parecía sacado de un libro de cuentos se ha convertido en un sucio barrizal

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Era diciembre de 2006 cuando el Consejo de Gobierno del Principado de Asturias, en manos de los socialistas de Areces, aprobaba un gasto de 3 millones de euros (500 millones de las antiguas pesetas), para adquirir la finca de Les Llanes en El Repelao, finca sobre la que se iba a construir la puerta de entrada al Santuario de Covadonga.  Con este dinero, pasaba a manos públicas un inmueble antiguo, “mimado a lo largo de generaciones” y en perfectas condiciones de habitabilidad, con una parcela que se asemejaba a un enorme y “caprichoso” jardín. 

Este tipo de cosas nos hacían comprender por qué Asturias se conocía como “la pequeña Suíza”; el esmerado cuidado de nuestro medio ambiente y la idílica imagen, fruto de este cuidado, se convertían en señas de identidad de Covadonga, y por consiguiente de toda nuestra comarca. Hoy, casi 10 años después, la imagen paradisiaca de este icono situado a la entrada de nuestra capital espiritual, se ha convertido en un fiel reflejo de la dejadez que ha ocupado nuestras administraciones. 

La, en otro tiempo, bonita construcción en el centro de la finca está siendo hoy rodeada e invadida por abundante maleza que amenaza su ruína; el césped que antes parecía sacado de un libro de cuentos se ha convertido en un sucio barrizal, donde caballos, vacas, cabras y otros animales campan a sus anchas sin control alguno; el cierre de la finca también ha sido objeto del descuido y del paso del tiempo; y el matorral gana cada día más terreno en el interior de la finca. Así, todo el mundo que visita Covadonga, puede contemplar a la entrada del santuario, los despropósitos de nuestras administraciones, cuyos gobernantes no son capaces de gestionar un espacio de referencia turística con la dignidad que este enclave merece. Si bien es criticable la nula supervisión por parte del dueño del inmueble, que no es otro que la administración regional, más criticable es aún la falta de vigilancia de quien más debe velar por el mantenimiento y el correcto uso de espacios públicos en el municipio, sea de quien sea la titularidad, que no es otro que nuestro ayuntamiento, el de Cangas de Onís. Lo más fácil es echarse la culpa unos a otros, y si reaccionan a este escrito probablemente sea lo que hagan, pero lo que no es de recibo es que no se advierta este problema, que lo es, y que no se haga lo posible por atajarlo. Si esta inacción se achacara a la falta de medios económicos por ambas partes, poca capacidad de gestión e imaginación tendrían; fácil sería subastar el uso de este espacio a algún particular a cambio del mantenimiento del mismo. 

Las fórmulas existen, y sin dinero de por medio, sólo hay que redactarlas y aplicarlas, para eso están los técnicos de la administración.  Lo más vergonzoso sería que esta situación continuara un año más, cuando el principal motor de nuestra economía local, el turismo, se “alimenta” de la imagen y el cuidado de nuestros principales enclaves.  Mantengamos nuestros espacios y contribuiremos a mantener nuestro turismo.

Por Antonio Vega Cien