Quinito se jubila y cierra la cafetería Alpaca, que se inauguró en Infiesto en febrero del 1982

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photo_camera Joaquín Diego García "Quinito", delante del Alpaca, en Infiesto.

Joaquín Diego García, Quinito o Quini, inauguró la cafetería Alpaca en Infiesto el 13 de febrero de 1982 y, ayer, martes 18, el día que cumplió 65 años, se jubiló y echó el cierre. Infiesto se queda sin un referente de la hostelería, un establecimiento en el que paraban cientos de personas de fuera e Piloña, porque Quinito imbuyó su personalidad: jovial, conversadora, amable, siempre ahí para lo que haga falta..., al negocio que ha sido, no su casa, sino su vida durante los últimos 40 años.

No estoy quemado de la hostelería, porque es algo que me encanta, pero creo que ha llegado la hora de disfrutar de una nueva etapa de la vida. Es de esos trenes que no hay que dejar pasar

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Los desayunos, meriendas, sandwiches, platos más elaborados, pinchos..., entre ellos los de chipirones, una auténtica rara avis en muchos kilómetros a la redonda, son ya parte de la historia de Infiesto.

«Cuando decidimos abrir muchos nos decían que estábamos locos, porqué aquí, en esta zona de Infiesto no había nada», apunta Quinito, quien recuerda aquellos años gloriosos, cuando funcionaba la discoteca justo enfrente, «hasta seis camareros estábamos para atender aquel aluvión de gente».

Quinito decidió jubilarse sin dejar pasar ni un sólo día, «no estoy quemado de la hostelería, porque es algo que me encanta, pero creo que ha llegado la hora de disfrutar de una nueva etapa de la vida. Es de esos trenes que no hay que dejar pasar».

Una de las cosas que sí le duelen de cerrar, es «dejar de dar el servicio que llevamos dando 40 años, porque yo siempre tuve muy claro eso, que nos debíamos a esos clientes que pasan y paran, por eso no cerrábamos ningún día a la semana». Grupos de montaña, los fines de semana, moteros, comerciales, repartidores..., hay cientos de personas que no son de Infiesto que llevaban años desviándose y parando en Infiesto para tomar un café y un pinchu, un vino, el vermú, una caña, comer..., en esa Cafetería Alpaca, que ya estamos echando de menos todos.