«No cerramos nosotros, lo hacen las circunstancias». Ese ha sido el obituario de Adolfo Mariño, abad del Real Sitio, para confirmar el cierre de la Escolanía de Covadonga. Una institución con 78 años de andadura fundada en 1945 por el obispo Benjamín Arriba y Castro, y que no ha podido superar la crisis demográfica. Hasta hoy, eran siete los alumnos de esta institución que ofrecía vivir en Covadonga como parte de la formación musical destinada a niños de entre 9 y 16 años. Un número que dista mucho de los más de 20 que cursaban en la Escolanía hace apenas seis años o los más de 60 de décadas atrás.
A pesar de los intentos de los últimos años, en los que el Cabildo ha visitado colegios y parroquias para evitar el cierre, la Escolanía no ha logrado reclutar nuevas voces. Algo que ha obligado a tomar lo que el abad califica como una «decisión muy dolorosa» pues supone el cierre de uno de sus proyectos musicales y sociales más destacados.
Las llamadas "voces blancas" no volverán a sonar en Covadonga. Las ha silenciado la falta de natalidad pero también, quizás, un nuevo rumbo social. Sin ellas, el Real Sitio se queda mudo y pierde parte de esa magia con la que estas voces envolvían el espacio.
