OPINIÓN

La estafa asturiana

El dinero destinado a atraer a grandes empresas tampoco funcionó

 

Al menos 5.000 millones de euros desde 1990. Puestos en fila en billetes de 50 euros cubrirían 14.000 kilómetros, la distancia entre Cangas de Onís y Sidney, en Australia. Todo eso entró en Asturies, según el Ministerio de Industria, con los fondos mineros (ayudas a la explotación, formación, infraestructuras y creación de empresas). Sumémosle los fondos de formación, las inversiones de la Unión Europea y las del Ministerio de Fomento. Cuesta imaginar tanto dinero junto. Da para mucho, pero ¿en qué lo gastamos? ¿Se apoyó a agricultores y ganaderos, frenó la emigración juvenil o renovó nuestro tejido industrial? Intuyan la respuesta. 

Una parte ayudó a sostener al sector minero, aunque bajo sospechas de fraude o mala gestión como hemos visto en el caso de la mina de la Camocha o en las subvenciones a Victorino Alonso. El destino del resto de fondos es aún más oscuro. Dedicamos 1.500 millones de euros a los sobrecostes de la Variante de Pajares, adjudicada por Álvarez Cascos e investigada en los papeles de Bárcenas. Otros 800 millones costó la ampliación de un puerto sin barcos como el Musel en Xixón. La UE se ha negado a pagarlo, tras acusar a los dirigentes del puerto (alcaldes, consejeros del gobierno y dirigentes sindicales y empresariales) y a los empresarios que lo construyeron (las compañías de Florentino Pérez, Villar Mir, los Masaveu, Esther Koplowitz, etc…) de estar en connivencia. 175 millones de euros costó la ‘Y’ de Bimenes y 31,4 millones el geriátrico (con spa) del Montepío minero en Felechosa, ambas obras apadrinadas por Villa y el SOMA. 

El dinero destinado a atraer a grandes empresas tampoco funcionó: Alas Aluminium se fundió 13 millones en ayudas públicas antes de despedir a 270 trabajadores. La fábrica de Piloña de Chupa Chups recibió 800.000 euros de fondos mineros (el Comité de Empresa cifró en 60 millones las ayudas recibidas) pero después mandó al paro a 120 trabajadores. 

José Ángel Fernández Villa, ex diputado del PSOE, fue el padrino de Asturies durante 35 años y quitó y puso presidentes a dedo. El actual presidente, Javier Fernández, también le debe el puesto. Sr. Fernández: Si cualquier paisana de Arriondas conocía estos desfalcos, ¿cómo es que usted no sabía nada? Lo que estamos viendo en las últimas semanas son los últimos coletazos de los dirigentes de una Asturies que muere.