El polideportivo de La Morgal cambió los balones por la tecnología y la estrategia de partido por la científica en la primera edición asturiana del Desafío CanSat, un concurso escolar europeo que consiste en la construcción y el lanzamiento de un satélite y en el que participaron doce centros educativos de Secundaria con una docena de equipos formados por alumnos y alumnas de entre 14 y 19 años. Los nervios estuvieron a flor de piel durante toda la jornada, organizada por la Consejería de Educación y la Oficina de Recursos Educativos de la Agencia Espacial Europea (Esero).
«Somos primerizos, pero estamos muy ilusionados», señaló David Artime, director general de Ordenación, Evaluación y Equidad Educativa, quien también hizo hincapié en el alto nivel de los proyectos presentados. «Es una iniciativa en la que desde la Consejería llevábamos tiempo interesados y que encaja perfectamente en nuestro objetivo de fomentar todo lo relacionado con las disciplinas científicas y tecnológicas entre el alumnado», añadió. Asturias fue, además, la primera región en acoger esta primera fase del concurso.

Para la participación en este desafío, tanto alumnado como profesorado han necesitado profundizar en sus conocimientos de diseño y planificación de proyectos, en conceptos de electrónica y programación, construcción mecánica o impresión 3D. Para ello, el pasado mes de noviembre los docentes de los centros educativos participaron en un taller organizado por el Centro del Profesorado y Recursos de Oviedo, entre cuyos ponentes se encontraban expertos del departamento educativo de la ESA.
Uno de ellos, Marcos Álvarez, fue también uno de los encargados de la organización y desarrollo de la jornada y explicó que «teníamos ganas de que Asturias no se quedara atrás y estar a la altura de otras comunidades autónomas que llevan participando varios años; estamos muy contentos con la respuesta». En esta primera edición participaron los institutos Astures, de Lugones; Río Nora, de La Pola; Peñamayor, de Nava; Carreño Miranda, Ramón Menéndez Pidal y La Magdalena, de Avilés; Salinas, de Castrillón, Candás; Aramo La Corredoria, de Oviedo; y los colegios Internacional de Meres, de Siero, y Santo Ángel de La Guarda, de Oviedo.

Por su parte, el reto consistió en diseñar, en las dimensiones de una lata de refresco, un satélite operativo con una misión primaria, obligatoria para todos los participantes y consistente en medir la temperatura, la presión atmosférica y la humedad; y una misión secundaria elegida por cada equipo. Los satélites fueron posteriormente introducidos en grupos de seis en sendos cohetes cedidos por el departamento educativo de la Agencia Espacial Europea y lanzados una altura cercana al kilómetro. Para ello, fue necesario coordinar también unas medidas de seguridad «muy exigentes» con llamadas a la torre de control del Aeropuerto de Asturias y a la del 112, ubicada también en La Morgal. «Tras el lanzamiento, se despliegan los seis satélites, que bajan cada uno con su paracaídas mientras el alumnado, mediante telemetría por radio, puede obtener los datos; se trata de simular una misión espacial real», detalló Álvarez.

Por último, cada equipo defendió su proyecto ante el jurado encargado de valorar el logro técnico, el logro científico, las competencias profesionales y la promoción. El equipo MK2, del IES Astures, de Lugones, fue el vencedor y representará a Asturias en la competición nacional que tendrá lugar en Granada el próximo 19 de mayo y de donde saldrá el representante de España en la final europea. También recibieron premio el equipo Satlinas, del IES Salinas, al mejor logro técnico; el equipo Hécate, del IES Peñamayor, de Nava, a la misión científica destacada; el equipo Candasat, del IES Candás, a la mejor competencia profesional y el equipo Moontour, del IES Peñamayor, a la mejor difusión.



