Dos heridos en el incendio industrial en una planta de reciclaje de Llanera

El fuego, originado en el patio exterior de las instalaciones de Marepa, provocó una gran humareda visible desde varios kilómetros

 

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photo_camera El helicóptero de Bomberos sobrevuela el incendio.

Incendio en Llanera

Pasaban las tres y media de la tarde cuando una densa humareda negra comenzó a levantarse en la localidad de Fonciello, en Llanera. Se había declarado un incendio en las instalaciones de Marepa, una empresa dedicada a la gestión de residuos ubicada en la carretera AS-381. En cuestión de minutos, la humareda se divisaba desde varios kilómetros  y en Lugones y El Carbayu el cielo se volvió de color negro. 

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La imagen, que se extendió rápidamente a través de las redes sociales e hizo a numerosos curiosos acercarse hasta las instalaciones, hacía temer lo peor. De inmediato se movilizó a los bomberos, cuya rápida intervención evitó que el fuego, originado en el patio exterior de la empresa, se extendiera a las naves más cercanas, un negocio de mudanzas y otro de autocaravanas. 

En total, se emplearon una autobomba urbana, una nodriza y un vehículo de altura aportados por los efectivos del parque ovetense y doce autobombas, tres de ellas nodrizas; tres vehículos de altura, un vehículo para grandes emergencias denominado VAL (Vehículo de Apoyo Logístico) y un vehículo ligero del SEPA. 

Sin embargo, el material incendiado, en su mayoría cajas de madera, cartones y revistas procedentes de devoluciones de los quioscos, obligó a los efectivos a multiplicarse y hasta la zona se acercaron una treintena de profesionales de los parques de La Morgal, Avilés, San Martín del Rey Aurelio, Villaviciosa, Pravia y del Servicio de Extinción y Salvamento del Ayuntamiento de Oviedo. «El humo que sale por el poder calorífico del material es imponente, cuando llegamos el incendio estaba bastante desarrollado, por lo que nuestra labor consistió en perimetrarlo para que no avanzase y hacer un carrusel de agua con los vehículos para ir regando toda la zona y conseguir enfriarlo», detalló Francisco Barreñada, jefe de zona al cargo, que pronosticó que las labores de extinción se extendería durante horas. 

No tengo ni idea de lo que pudo pasar, llevo años aquí y nunca pasó nada, todavía estoy temblando

Asimismo, el consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo, activó a las cuatro y media de la tarde el Plan Territorial de Protección Civil del Principado (PLATERPA) en situación 1, en la que se enmarca a aquellas emergencias que pueden causar daños significativos y que para su resolución requiere, como en este caso, medios ajenos a la zona afectada. 

La rápida actuación de los bomberos fue fundamental y a las cinco y media de la tarde la densa columna de humo había disminuido significativamente. Los gestos y las caras de cansancio de los efectivos hacían entender el esfuerzo empleado para frenar el avance de las llamas. A las siete de la tarde, con el incendio ya controlado, el consejero declaró el paso del PLATERPA a situación cero y el operativo centró los trabajos en las labores de enfriamiento y desescombro con ayuda de maquinara de la empresa. Y paulatinamente, el personal y los medios movilizados se fueron retirando. Según explicaron fuentes del 112, a lo largo de la noche permanecerá en las instalaciones un retén de vigilancia formado por ocho bomberos del SEPA y de Oviedo y cuatro autobombas.

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En total, se emplearon una autobomba urbana, una nodriza y un vehículo de altura aportados por los efectivos del parque ovetense y doce autobombas, tres de ellas nodrizas; tres vehículos de altura, un vehículo para grandes emergencias denominado VAL (Vehículo de Apoyo Logístico) y un vehículo ligero del SEPA. 

Hasta la zona se desplazó también un helicóptero del SEPA, que realizó un vuelo de reconocimiento y tomó imágenes aéreas para comprobar que el fuego estaba bien perimetrado, así como una ambulancia de soporte vital básico con dos técnicos y el equipo de Atención Primaria de Lugones y agentes de la Guardia Civil y la Policía Local, que se encargaron de regular el tráfico. No fue necesario desalojar a ningún vecino de la zona, aunque se recomendó el cierre de ventanas ante la posibilidad de que el viento cambiara la dirección del humo y los animales de una finca cercana fueron retirados sin que sufrieran daños.

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«No tengo ni idea de lo que pudo pasar, llevo años aquí y nunca pasó nada, todavía estoy temblando», acertaba a decir Juan Carlos Martín, uno de los cuatro trabajadores de la planta que a las tres de la tarde se había ausentado para comer. «Me llamó mi hermano para contármelo y no me lo creía, le dije que no podía ser». A su regreso a la nave, se encontró con un gran despliegue y con que su jefe y uno de sus compañeros habían resultado heridos y, aunque parecía que no revestían gravedad, habían sido trasladados al hospital para una valoración médica. El cuarto trabajador resultó ileso.

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