Un tesoro legado por “El Marqués”

La familia de Manuel Álvarez Blanco prepara un espacio para conservar y exponer sus maquetas y trabajos en madera 
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photo_camera Aida Rodríguez, Susana Álvarez y Luna Rodríguez posan con la réplica a escala de la capilla del Ecce Homo. A la derecha, Manolo El Marqués.

Hace casi cuatro meses que Manuel Álvarez Blanco ya no está, pero en su taller de La Soledad todo sigue tal cual lo dejó. En las paredes del bajo de la vivienda familiar cuelga un calendario que se ha detenido en el tiempo, acompañado por numerosas fotografías, recuerdos y recortes de EL NORA.

Porque “Manolo El Marqués”, como era conocido en Noreña, era un ávido lector del periódico y había protagonizado varios reportajes. «Le encantaba salir», recuerda su hija Susana con una sonrisa, enfrascada ahora en conservar el legado de su padre, un tesoro de madera formado por las réplicas que durante años fue fabricando minuciosamente manteniendo hasta el mínimo detalle de edificios y emblemas del entorno. «Todo está hecho a ojo, no sabemos cómo se las apañaba para calcular, pero a él con mirar el original, le bastaba», señala Susana.

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Una bocamina con un minero

Su intención es limpiar y adecentar el bajo en el que trabajaba su padre para exponer las maquetas y rendirle homenaje. «Lo primero que hizo fue una réplica de aperos de labranza, después nuestra casa y poco a poco fue agrandando la colección», destaca.

Natural de Muñó, donde residió durante cuatro décadas, Manolo también hizo una réplica de su iglesia, que cuelga en el pórtico del templo. Entre sus creaciones no faltan símbolos de Noreña como la capilla del Ecce Homo, la Torre del Reloj, el quiosco de la música o el potro, ubicado delante de su casa. «Participó en su construcción y cuando se estaba deteriorando, luchó para que se arreglara», relata Susana.

Un avión, una bocamina y varios hórreos son otras de las creaciones de “El Marqués”, minero, albañil y ganadero, que además de ser un manitas tenía una excelente memoria y un gran sentido del humor. Su legado queda a buen recaudo con su familia y también a través de las páginas de EL NORA. «Le hubiera encantado», asegura su hija.

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