Consternación en Llanera por la muerte del exconcejal José María Vega Vega

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photo_camera José Vega y Gerardo Sanz en una inauguración la pasada legislatura.

Falleció el exconcejal de IU Llanera, José Vega

Llanera recibió hoy domingo un duro golpe: la muerte de José María Vega Vega, a los 53 años de edad. José Vega fue candidato a la Alcaldía de Llanera encabezando la lista de Izquierda Unida en las elecciones de 2015, y tras el pacto tripartito entre PSOE, IU y Somos, que desalojó a Avelino Sánchez (PP) del poder ocupó la Concejalía de Infraestructuras, Obras y Servicios, siendo un estrecho colaborador del alcalde, el socialista Gerardo Sanz con quien tenía una sintonía. Tanto sus compañeros de IU, como los que compartieron gobierno con él la pasada legislatura, muy especialmente el alcalde, Gerardo Sanz, se mostraban hoy consternados.

El actual portavoz de IU Llanera, Gonzalo Bengoa hacía pública la siguiente nota:

"En Izquierda Unida de Llanera estamos consternados y con enorme dolor desde que esta mañana nos enteramos del fallecimiento de José María Vega, que fue nuestro coordinador durante unos años hasta que en 2015 aspiró la alcaldía de Llanera. En el mandato que finalizó en 2019 fue portavoz de IU y concejal de Infraestructuras, Obras y Servicios en el gobierno tripartito. Su discreción, capacidad de trabajo, humildad, honestidad, eficacia y cercanía siempre lo han definido. Pero, además, Vega era una buena persona que deja una enorme huella a todos los que le conocimos y con los que cosechó amistad. Su labor en el Ayuntamiento permitió que hayan sido muchos en Llanera los que conocieron su valía. Nosotros, además, conocimos al compañero y amigo con el que compartimos momentos que siempre quedarán en el recuerdo".

Recuerdo de Gerardo Sanz

El alcalde, Gerardo Sanz, dejaba en su muro de la red social Facebook un emotivo texto en recuerdo de su "amigo".

Vega, amigo, "no puedo dejar el rock"

Hoy me he dado cuenta de lo estrecha que es la línea que separa la alegría de la tristeza, la vida de la muerte.

El viernes, recibía, con los brazos abiertos a mi hija Yoanna. Llegaba a mi vida la responsabilidad de ser padre, la alegría de un nuevo ser y desde entonces hago muchos planes en mi mente. Alegrías, juegos, enseñanzas, momentos compartidos y como no, planeaba la forma de enseñarle valores importantes para ser una buena persona. Los valores de la amistad, de la lealtad, de la humildad, enseñarle la importancia del trabajo por los demás, de forma sincera y desinteresada...

Hoy por la mañana, esa línea que me mantenía a salvo de la tristeza, se ha roto.

La noticia de que Vega había muerto se clavó en mi corazón, si alguien podía ser un ejemplo para Yoanna de todos estos valores que le quiero inculcar, ese es mi amigo Vega.

A partir de hoy tendré que seguir planeando la forma de mostrar a mi hija estos valores siendo consciente que no va a conocer físicamente a Vega, que no va a poder escucharle, que no va a poder darle un abrazo como yo hacía cada vez que tomábamos un café en aquel refugio que nos servía para hablar tranquilamente, en La Bolera, en definitiva tendré que esforzarme para intentar describirle cómo era esta gran persona.

Llevábamos casi un año, un poco huérfanos de Vega, lo echábamos de menos en el Ayuntamiento. Era de los primeros en llegar y de los últimos en marchar, siempre sonriente, tranquilo, discreto, había dejado una huella imborrable en el ayuntamiento, aún recuerdo la cerrada ovación que todos, políticos, trabajadores del ayuntamiento, vecinos, le brindaron en la toma de posesión del pasado junio. Una ovación que no era regalada, era merecida.

Seguiré recordando aquellos momentos juntos, en las obras, afrontando problemas, dando soluciones, festejando logros, confiando confidencias, caminando junto a él, con la seguridad de caminar junto a un amigo.

El pasado domingo me llegó un mensaje que me llenó de alegría y de optimismo: quería quedar conmigo y con Consuelo a tomar un café el lunes. La cita era para regalarme unas cosas para la niña, un body, una camiseta y un babero con el "gato de Los Suaves" y la frase "No puedo dejar el rock". Le vi animado, me enseñó la nueva cocina, su gimnasio, estaba con ganas de vivir. Salí de su casa exultante por verle y también por la ilusión que me hacía el regalo.

Ahora acabo de llegar por primera vez a casa con mi niña, y lo primero que me encontré fue lo que el lunes había dejado encima del cambiador: el body, la camiseta y el babero, recuerdos de un amigo, recuerdos de Vega. El último párrafo de la última canción que escribieron Los Suaves dice: "Cuentan que cada año, rosas vestidas de negro, nacen para llorar". En Llanera seguiremos recordando a una gran persona, para no olvidar

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